—¿No querías ser un gran cirujano también, hijo? —preguntó con curiosidad un día la madre.

—Claro que sí, ma. Pensé que ya lo sabías —respondía Taehyung con pequeñas carcajadas.

Taehyung era un chico disciplinado y responsable cuando de estudios se trataba, nunca olvidaba alguna tarea o proyecto que la escuela ordenara a hacer. Se llevaba bien con sus compañeros de clases y estaba rodeado de amigos de diferentes salones. Sin embargo, no era clasificado como un "popular", o un presumido. En otras palabras, se podría decir que Taehyung tenía una agradable adolescencia.

Acerca de su vida amorosa, surgió novicia cuando en una chica posó su mirada. No era de su misma clase, ni de su mismo grado. En efecto, era un curso mayor que él, pero la sencillez y castidad que transmitía por sus ojos lo recompensaba.

Recordó caer patas arriba por ella, como un primer amor verdadero. Por las tardes después del término de clases se reunían en un parque a disfrutar de los juegos y las cerezas que tanto le gustaban a ella, que con gula se extinguían en sus bocas. El entretenido camino de vuelta a casa y la noche de películas, las citas extrovertidas y sus manos entrelazadas solo lo hacían mejor.

Todo aquello era tan inolvidable para Kim...

Lástima dio el día en el que todo su mundo se quebrantó, haciendo trizas toda su visión con rudas lágrimas escapando de sus ojos. La evocación de ella con sus piernas abrazando a otro chico, besándose con ímpetu y lascivia, apoyados en una pared cerca del parque causó que la bolsa de cerezas y el corazón de Taehyung cayera funesto al frío suelo. Que sus piernas echaran a correr. Que su alma perdiese interés alguna en el amor.

Los días pasaron, y la declaración de la muchacha llegó a sus oídos. Sus labios decían una cosa, pero Taehyung sabía que sus palabras eran equívocas, y se sintió meramente ofendido. Todo definitivamente acabó ese día.

Luego de ese triste lapsus, no se dio cuenta cuando sus notas comenzaron a decaer, sus responsabilidades se quedaban en el olvido inevitablemente y su afán a la medicina se extravió por un segundo.

Pronto recompuso sus energías y a toda máquina se dispuso a volver a la normalidad con la que se sintió mil veces más cómodo y a gusto.

A los dieciocho frecuentaba el pasearse por las calles de su ciudad natal, simplemente en busca de aire fresco. Al acabar con su vida escolar se preparaba para dar lo mejor de sí para presentarse a la universidad de Seúl, lejos de su hogar. Por lo que una caminata antes de irse a dormir, de alguna extraña manera, le ayudaba a alejar el estrés.

Unas horas antes de anunciarse la medianoche, mientras caminaba pacífico por las calles se escuchó un alboroto cerca. Y con preocupación y escalofríos recorriendo su espina dorsal, se adentró a una calle la cual ni idea tenía, para así encontrarse con un pelinegro siendo apuntado con un revólver.

—¡No tengo nada he dicho! —le temblaba la voz— ¡P-Por favor, déjeme ir...!

—¡Por favor nada! ¡Sé exactamente cuánto traes en esa billetera tuya! ¡¡Entrégala!! —reclamaba el asaltante, empujando el hombro del chico con el arma, originando más pánico en el pobre muchacho— ¡¡Será por las buenas o por las malas...!!

La situación empeoró cuando el malhechor descubrió la presencia de Taehyung en el crimen.

Sin medir sus acciones antes que su pensamiento, sus puños fueron lanzados al delincuente y el arma voló hasta chocar con el piso. Uno que otro golpe fueron compartidos, y el victorioso y último lo recibió el asaltante.

camaleón ¹ • taekookWhere stories live. Discover now