La Luz del Universo

Capitulo 3

—el porqué te traje aquí, bueno, es porque necesito que me ayudes... mejor dicho, necesito que ayudes a tu mundo a seguir existiendo—

Eloise no lograba entender con exactitud a qué se refería aquel extraño ser quien solo la miraba fijamente sin decir ninguna otra palabra

—¿y por qué yo?—
Nunca había sido una chica de la cual admirar algo, sus calificaciones no eran sorprendentes, sus habilidades físicas eran terribles, era bastante delgada esto gracias a que nunca había sido portadora de buena salud y de pequeña había tenido muchas enfermedades de las cuales la mayoría había terminado en un hospital

—¿es alguna clase de broma?, porque de ser así, tengo que decirte que no es divertido—

Nihla la miraba fijamente sin perder detalle de las expresiones que aquella joven hacía
—vamos niña, ¿crees que algo de lo que ha pasado hasta ahora podría hacerlo un simple mortal?—
Comenzó a acercarse a Eloise dando vueltas alrededor de ella

Rápidamente la pelirrosa se puso de pie acomodando la falda que no recordaba haberse puesto en la mañana, seguía con la mirada fija al extraño ser con forma de perro quien no dejaba de caminar alrededor de ella examinándola de pies a cabeza

-¿puedes dejar de hacer eso?  ¡Me estás poniendo de nervios!-

Nihla inmediatamente se sentó en el suelo al tiempo que comenzaba a reír, su risa era más parecida a la tos de un anciano, una risa ronca y seca, un tanto tenebrosa de oír, lo cual provocó en Eloise un escalofrío que le recorrió toda la espalda dejando una sensación fría tras ella

-No logró entender que es lo que quieres de mi, soy una simple chica, no sobresalgo en nada, no soy excepcional, ni talentosa, nadie nunca me nota así que no entiendo el porque de todo esto-

Nihla quien había dejado de reír desde que la joven había comenzado a hablar, se encontraba echada en el suelo con los ojos cerrados como si estuviese dormida

-¡¿al menos escuchaste algo de lo que dije?!-

Aun en aquella posición el dios con forma de perro comenzó a reír de nueva cuenta con aquella risa tan cruda y tenebrosa que hacía que la pobre de Eloise sufriera de un ataque de ansiedad haciendo que ella comenzara a rascar su nuca en donde sentía una extraña sensación que hasta ahora ella no había podido describir bien pero podía decir que aquello era como cuando una hormiga camina sobre ti y después te muerde pero en vez de ser solo una fueran al menos una docena de hormigas todas caminando y mordiendo al mismo tiempo

-Pequeña Eloise, si no fueras especial o excepcional como dices, créeme que ni siquiera me habría tomado la molestia de mandarte aquel obsequio que tienes justo en el cuello-

Al decir esto Eloise inmediatamente llevó su mano hasta su cuello sintiendo una algo metálico entre sus temas lo cual dedujo era la cadena de aquel collar que aún recordaba haber obtenido, siguió la cadena hasta llegar a una pieza colgante de forma de rombo, continuo jugando con aquel objeto durante unos minutos hasta que recordó aquel ungüento que contenía dentro

-¿fuiste tú? Pero... la cosa esa... lo que estaba adentro de la joya, ¿que era? ¿Porque lo pusiste dentro? ¿Que es lo que quieres de mi?-

No hubo respuesta alguna de parte de aquel dios quien de nueva cuenta había cerrado sus ojos pero manteniendo aún aquella extraña sonrisa en su rostro canino

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Aun no lograba entender que es lo que había ocurrido aquella mañana, y tampoco es que recordara mucho sobre ese "sueño" que ella había tenido.
Al parecer, en vez de comenzar a prepararse después de apagar el quinto despertador, se había vuelto a acostar y por ende se había quedado nuevamente dormida a lo cual, tuvo un extraño sueño del cual poco recordaba.

Se encontraba sentada al borde de su cama con la pijama aún puesta, mantenía la mirada fija en el suelo tratando de recordar más detalles de aquello que más que un sueño había parecido una pesadilla

~Tu cuello~

Y como si debiese obedecer llevo su mano hasta aquella parte de su cuerpo donde logró sentir la cadena que se suponía le habían dado en su sueño, dándose cuenta así que no había soñado absolutamente nada.
Inmediatamente se puso de pie corriendo hasta el espejo del baño donde vio con detalle aquel collar que recordaba haber sacado del sobre tan solo está mañana, decidió quitárselo y de nueva cuenta volverlo a abrir, tal vez si volvía a probar aquello que tenía dentro el coldije podría regresar a esa extraña habitación y obtendría respuestas pero no sería tan fácil, ya que, al querer abrir aquella pieza se dio cuenta de que esta estaba completamente pegada, no tenía ningún indicio de que alguna vez se hubiese podido abrir

—definitivamente es una broma de mal gusto...—

Trago frío mientras intentaba ordenar sus pensamientos, antes de siquiera poder hacer otra cosa, su estomago emitió aquel sonido tan característico que indicaba que era hora de ingerir alimento alguno, seguido de un leve dolor que daba entendimiento de que su estómago ya se encontraba completamente vacío

~iré a comprar algo de comer y tal vez eso me ayude a concentrarme más y pueda recordar que es lo que realmente paso~

Iba pensando en ello, al tiempo en que abría la puerta de su dormitorio solo para encontrarse con un extraño pasillo al otro lado de la puerta, dándose cuenta así de que ya no se encontraba en su hogar.
Lentamente comenzó a caminar por aquel lugar siendo dirigida por un dulce aroma que había llegado hasta sus fosas nasales

~huele demasiado bien, aunque, no logro identificar que es~

Continuó su andar, miraba en todas direcciones observando a detalle aquel raro pasillo en el que ahora se encontraba, estirando su mano para tocar el papel tapiz sintiendo la suave textura de aquella pared, aquel pasillo era más largo de lo que parecía y eso comenzaba a cansarle pero justo antes de dar la vuelta y regresar a su cuarto vio una escalera en forma de caracol color plata con detalles en color vino