Secuestro [Yaoi] RowoonXChani [SF9]

Cap 4

—Yo...— comenzó a llorar y a los segundos mira al señor que asiente con la cabeza indicándole que siga hablando— Tú... A veces... Llegabas a casa enfadado o despertabas de mal humor y me pegabas, me... Me decías cosas horribles y...

— Mamá...— siente ganas de llorar y un nudo en el estómago impidiéndole hablar por unos instantes— Yo... lo siento... te juro que no...

A los segundos RoWoon se levanta y pega un puñetazo a la pared.

>>¿Quién mierdas te crees que eres? No eres más que una rata para mí, te puedo aplastar, puedo ahogarte con mis manos o matarte a golpes y no sentiría pena por ti.

— RoWoonnie...— susurra asustada.

— ¿Qué? Ahora te arrepientes de haberme dado a luz, ¿no? Porque tú misma has cavado tu tumba. Recuerda esto "mamá" yo seré quien te mate.

— ¡No!— grita tomando el valor necesario para mirarlo a los ojos— No me arrepiento de nada hijo, yo te quiero, y sé que algún día podrás curarte lo que tienes y volveremos a ser una familia.

— Ja, ¿crees que es gracioso vieja? Para la próxima cuéntame un chiste mejor— sonríe con ironía— ¿Curarme? ¿Crees que estoy loco? Tal vez al loca aquí eres tú, por dejar que tu hijo, que se supone que tanto quieres, se convierta en esta clase de persona. Todo esto es por tu culpa. ¿Por qué tuviste que casarte con ese hombre? Esto que dices que tengo es un puro trauma causado por ti y esa escoria. Gracias a vosotros aprendí que las mujeres son una mierda, unas putas sin valor. Que la familia no vale nada porque todos re traicionan o te abandonan. Que en este mundo, lo que todos buscamos es la supervivencia, el poder sobre otros. Gracias "mamá" por enseñarme todo esto.

Las puertas del consultorio se abren atrayendo la atención de RoWoon. El psicólogo había llamado a su secretaria para que llamara a los de seguridad sin que el pelinegro lo notara.

La madre lloraba en un rincón pensando en lo que su hijo le había dicho, ella pensaba que ahora todo iba a ir bien, que su hijo iba a recapacitar. Pero no fue así.

¿De verdad era todo por su culpa? ¿Ella le enseñó eso a su hijo? Pensaba que estaba siendo una buena madre pero tal vez no era así, tal vez ella era la que estaba mal, tal vez ella debería...

— ¿Señora? ¿Señora Choi? ¿Se encuentra bien?— le preguntaba un señor. Era uno de los guardias que vinieron.

— ¿Eh? Sí, sí— responde y mira al psicólogo— ¿Qué le va a pasar a mi hijo ahora?

— Pienso que lo mejor sería ingresarlo a centro psqiatrico para ayudarle con su doble personalidad, pues tiene que aprender a controlarlo al menos ya que es incurable— le aconsejó de manera profesional.

— Tiene razón pero, ¿le tomará mucho tiempo? No quiero que mi hijo esté tan lejos de mi y me culpe por dejarlo mucho tiempo allí encerrado. Además, hoy gente que dice que una vez entran pocos salen— le dice preocupada.

Ella sólo quería que su hijo viviera una vida lo más pacífica y normal posible pero también era consciente del problema de su hijo y que este requería atención profesional.

Cuando RoWoon abre lo ojos, una luz le ciega la vista por un momento, cuando puede ver claramente se da cuenta de que se encuentra en una habitáculo desconocida.

A los segundos se da cuenta de que está atado de brazos y piernas a una camilla dentro de una habitación completamente blanca.

"¿Dónde mierdas estoy? Joder, odio que me tengan atado como si fuera un animal salvaje—pensó."

Había una mesa con una horquilla encima, seguramente se lo habían dejado sin querer pero gracias a ese descuido iba a poder escapar.

Empieza a tirar con fuerza de una de las tiras hasta que se descose un poco y logra liberar una de sus manos.

Coge la bonita horquilla con la mano libre y va abriendo los grilletes que lo aprisionaban hasta tener sus extremidades totalmente libres.

Pronto se escuchan pasos acercándose y decide hacerse el dormido no sin antes colocarse bien la manta que tenía encima para que lo se viera que estaba desatado y con la decoración para el pelo en una mano preparado para clavársela a alguien.

"Una. No, dos. Son dos personas."

La puerta se abre y se escucha a las voces hablar.

— Pobrecito~ lo han dejado en esta falsa clínica mental donde solo hacemos experimentos con ellos— dice una voz masculina.

— Sí~ este durara más, es joven y parece que se cuida— le contesta otro hombre.

"Sois gilipollas si creéis que vais a poder experimentar con mi precioso cuerpo. Ja, ilusos. En cuanto escape voy a matar a esa bastarda llamada madre por déjame en este asqueroso lugar"

Abre un poco los ojos y ve que están de espaldas preparando unas jeringuillas con un líquido de extraño color.

"Es ahora o nada— se dice decidido."

Todo sucede muy rápido, los dos hombres se encontraban tirados en el suelo sin vida. No sé sabe cómo lo hizo, pero logró que ninguno de los hombres hubiera tenido tiempo de gritar por ayuda, fue rápido y silencioso. Como un asesino profesional.

Abre la ventana y mira hacia abajo. Dos pisos. Era bastante altura pero era saltar o quedarse ahí hasta que lo atraparan y lo usaran de conejillo de indias.

"Joder, todo por escapar de esta mierda."

Salta sin importarle nada u milagrosamente sale sin ninguna herida grave, solo unos pocos raspones sin importancia.

Ve una valla y cogiendo carrerilla logra salsearla y escaparse para que escasos segundos después empiecen a soñar las alarmas avisando de que una persona se había escapado.

Sale corriendo lo más rápido que puede y le encanta era sensación. Siente la adrenalina de poder ser atrapado, el peligro y la libertad. Muchas sensaciones en un solo momento que lo dejan maravillado.

Definitivamente quiere volver a sentirlo, pero eso será después, pues primero necesita encargarse de la perra que de supone que debe darlo todo por el y quererle incondicionalmente. Y si es así, ¿por qué mierdas lo había mandado allí?

Llega a su casa y se cuela por la puerta trade de su jardín trasero entrando sigilosamente a La Cocina, donde aprovecha para coder un cuclillo y comienza a buscar a su presa.

No tarda mucho en encontrarla ya que la casa tampoco era tan grande. La mujer se encontraba cómoda en el sofá viendo un programa en la tele.

[...]

Se escucha un gran chillido por todo el vecindario alarmándolos a todos y haciendo que los perros de los alrededores se pongan a ladrar descontrolados.