Casualidad o Destino?

Capítulo 36

Narra Mike 

Voy de camino al trabajo, hoy quise ir caminando, llegare un poco mas tarde de lo común pero necesito despejar mi mente, lo que me ha pedido mi padre que haga no es nada fácil, el lo puede ver fácil porque el no tiene que hacer lo mas difícil, en cambio a mi me toca el trabajo sucio, mi tío David no esta de acuerdo tampoco sin embargo mi padre sigue insistiendo en que es buena idea, sin embargo, yo me coloque en contra de que no lo quería hacer y es ahí donde mi padre me dijo 

- Sin tan hombre lobo te crees harás este trabajo sin ningún problema, ademas un lobo jamas abandona o decepciona a su familia -  

Esas fueron las palabras de mi padre, que ahora rondan en mi cabeza como si de una canción tratase, cuando menos me percato voy llegando ya a la finca y saludo a una señora que primera vez que la veo, estaba en esa antigua casa que siempre miro pero nunca veo a alguien 

- Que extraño - me digo a mi mismo en mis pensamientos sin embargo paso y la saludo - Buenos Días - le digo sonriente, esta alza la mirada y me sonríe de igual forma

- Buenos días Mike - me dice y yo paro en seco, Como sabe mi nombre? y la miro, ella sonríe

- Disculpe, pero como es que sabe mi nombre? - Le digo y ella se ríe 

- Es un pueblo muy pequeño Mike, con muchos secretos - me dice sonriendo, por mi parte me siento muy incomodo - Un placer Ana - me dice extendiendo su mano.

- Un gusto Ana, por mi parte ya sabes mi nombre - le digo riendo mientras tomo su mano y esta deja de sonreír - Disculpa pero me tengo que ir Ana, llego tarde al trabajo - Le digo ya que me he sentido extraño, ademas de incomodo claro esta, me volteo y sigo caminando 

- No tomes una mala decisión Mike, eres un buen muchacho - me dice Ana, sin embargo yo no le paro y sigo caminando. 

Al llegar a la entrada me aparto ya que viene uno de los carros del jefe, sin embargo este para y me llama, yo me acerco y digo con la mirada abajo

- Buenos días señor, disculpe que llegue tan tarde pero la camioneta no me quiso prender hoy - Digo todo apenado, ya que la verdad es primera vez que llego tarde, sin embargo no recibo ningún regaño de su parte, es cuando alzo la mirada y la veo riéndose, que bella es...

- Si fuera mi abuelo, no te hubiera dicho nada, si fuera mi padre estuvieras despedido - dice riendo 

- y si eres tu? - le pregunto, ella para de reír y me mira serio 

- Como soy yo estas castigado y tu castigo sera enseñarme el pueblo y me acompañaras de compras - Dice ella y mira al chófer - Bájate, manejara iré con él, tomate el día libre  - Le dice al chófer y yo quedo boca abierta

- Pero jefa su papa dijo - Dice el señor y ésta lo interrumpe

- Papa dijo una cosa y yo digo otra, así que bájate ya mismo o te despido - Dice ella con una voz muy seria, al mirarme me doy cuenta que tiene los ojos rojos y por instinto retrocedo un poco y ella sonríe - Móntate - me dice tranquilamente, pero aun con esos ojos rojos.

luego de un rato manejando hasta el pueblo no hemos hablado nada, sin embargo de vez en cuanto la pillo mirándome.

- Para - me ordena y yo detengo el  auto al frente de la plaza, la verdad es que no me agrada venir mucho para el pueblo, no soy de agrado con las personas de aquí, para ellos soy el chico raro que no habla - Vamos - me dice Fernanda sacándome de mis pensamientos, nos bajamos del carro y sin decir ni una palabra empezamos a caminar. al cabo de unos minutos ella vuelve a hablar - Oye - me detiene agarrándome el brazo, yo me volteo y miro su agarre para luego mirarla a ella - Lo siento - dice apenada 

- Tranquila, dime - le digo sin importancia 

- Lo de hace rato... - dice con una pausa pero yo la interrumpo

- No paso nada, no vi nada, ok? ok - le digo con seguridad y miro a otro lado - Te gusta el helado? - Le pregunto, al no obtener respuesta la miro, y ella esta muy seria, tan seria como cuando le hablo al chófer, la única diferencia es que no tiene los ojos rojos.

- Me vas a escuchar te guste o no - Dice ella sentándose en una banca, yo blanqueo los ojos, la sigo y me siento a su lado 

- Habla pues - le digo, ella suspira y me mira 

- No soy una chica común Mike, no soy una chica a la que le pueden brindar un helado o salir al cine tranquilamente, no soy ellas - dice y señala a un grupo de chicas que están caminando por allí, des afortunadamente a esas chicas las conozco van a la escuela es son super pesadas, estas nos ven y empiezan a hablar entre ellas mismas, yo vuelvo a blanquear los ojos y vuelvo a mirar 

- Que cool que no seas como ellas - digo entre risa y ella me fulmina con la mirada - Es que ella son muy pesadas - le digo y sigo riendo, ahora es ella quien blanquea los ojos 

- Tu no entiendes - se para y camina de nuevo en dirección a la camioneta  

- Espera - le digo - Fernanda - y ella no para, entonces acelero un poco el paso y la agarro del brazo esta se voltea y tiene otra vez esos ojos, yo de inmediato la suelto y retrocedo - Tus ojos -  es lo único que le digo

- Te dije que no era una chica común - Dice ella sin quitarme la mira 

- Yo se - le digo con la mirada abajo 

- Lo sabes? - me pregunta ella acercándose a mi y obligándome a que la mire 

- Si - Le digo - eres como yo - le digo mirándola a los ojos 

- Y como eres tu? - me dice ella curiosa

- El chico raro que no encaja fácilmente en los grupos, pero en tu caso seria la chica rara - le digo 

- Sabes porque no encajas con los demás? - me pregunta 

- Si - vuelvo a decir 

- Por que? - pregunta ella 

- Lo siento fernanda, eso no te lo puedo decir - le digo mirando mi reloj - Lo siento pero de verdad yo tengo que volver a la hacienda si quieres te presento aquellas chicas y te quedas charlando con ellas - Le digo cambiando el tema 

- La verdad, es que me gustaría conocerlas, pero no se si me pueda controlar - me dice ella mientras mira a las chicas

- Lo harás bien, así como lo hiciste conmigo  - le digo dándole ánimos y ella se ríe, se acerca y me dice al oído 

- Contigo lo hice bien porque no eres totalmente humano lobito - me dice en el oído para luego caminar hasta donde están las chicas, por mi parte he quedado totalmente en shock