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Capítulo 8: Un baile de invierno

La noche del baile fue la noche más hermosa que Anne había visto. La luna estaba llena y brillaba alto, el tono negro del cielo su trono. Todo estaba envuelto en una rica y blanca nieve y las luces de los árboles estaban encendidas. Deliciosos copos de nieve bailaban en el aire y la escena no podía ser más perfecta.  

La noche fue muy romántica y Anne amó cada parte de ella. Se había puesto un abrigo sobre el vestido y ahora caminaba hacia el Grand Rushdon, observando su alrededor; Viviendo y respirando cada momento de ello.  

Anne dejó escapar un suspiro, la niebla salía de sus labios. Hizo rodar la pequeña bola de papel arrugado entre sus dedos por costumbre, ya que estaba ansiosa por lo que esta hermosa noche tenía reservada.  

Se detuvo en seco frente al Rushdon, ignorando a todas las parejas que pasaron junto a ella y abrió el fajo de papel desmenuzado.

Anne Shirley Cuthbert, si me concedieras el honor de ser mi pareja en el baile, estaría muy agradecido. Encuéntrame detrás del Grand Rushdon donde se sostiene la pelota. Estaré esperando.  

Sinceramente,

Tu admirador secreto.

Anne respiró hondo y miró al Rushdon. 

"—Aquí vamos." Dijo Anne caminando hacia el palacio, dejando su abrigo junto a la puerta. 

El salón de baile estaba lleno de gente, desde todas las edades, pero los escolares eran la mayoría. Todo el mundo se veía bien vestido y elegantes. Las chicas llevaban vestidos grandes con mangas hinchadas, como las de Anne y los chicos, con trajes negros y el pelo recogido hacia atrás.  

Anne sintió una oleada de alivio. 

Todo está bien. Me mezclé, pensó. 

Se imaginó que la princesa Cordelia tendría una entrada mucho más grandiosa, pero en este momento, a pesar de que finalmente se sintió real, estaba agradecida de que nadie la mirara. Esta era la primera vez que se había sentido tan elitista. Para aliviar su ansiedad, se imaginó a sí misma como la Princesa Cordelia, buscando a su caballero con una armadura brillante. Caminó silenciosamente por el salón de baile, haciendo todo lo posible para mantener su barbilla en alto mientras sostenía su adulto con las yemas de sus dedos.  

Oh, caballero de brillante armadura, no soy una damisela y no necesito tu rescate, pero tu compañía esta noche sería agradable. Oh caballero de brillante armadura, ¿Dónde estás? 

Pensó en su cabeza, jugando a fingir. Quería declarar estas palabras en voz alta y deseaba poder jugar a fingir en medio de la pista de baile, pero se contuvo la lengua.  

Oh, caballero de brillante armadura, no te necesito, pero estar sola no es nada divertido.  

De repente, sus ojos azules errantes se encontraron con un par de ojos verdes de toda la habitación y una vez más, las mariposas en su estómago se soltaron.  

Gilbert se quedó allí desde el otro lado de la habitación, con sus rizos negro azabache cuidadosamente colocados sobre su cabeza. Llevaba un traje negro y una corbata y se veía bastante afilado. Su boca se abrió ligeramente cuando vio a Anne. Ruby también estaba a su lado. Ella estaba recibiendo comida de la mesa detrás de él.  Mantuvieron sus miradas por lo que parecía una eternidad, luego Anne miró hacia el suelo y se alejó. Los ojos de Gilbert la siguieron. Él estiró el cuello y se puso de puntillas solo para verla, pero ella se perdió en la multitud.  

Anne iba buscando a Diana, caminando a una velocidad cada vez mayor; ella sintió su corazón latiendo en su pecho.  

No. No arruinarás esta noche, Gilbert Blythe.