Demasiadas preguntas.

201 24 49
                                    

Nos encontrábamos acostados, en el pasto del parque, debajo de un árbol limonero. Graham tenía su mirada perdida hacia el cielo, intentando encontrarle forma a las nubes, y yo tenía mi mirada perdida en él, observando cada centímetro de su rostro.

Podría pasar toda mi vida así, viéndolo, estando tan tranquilo, tan relajado, tan sereno, tan lindo, tan él.

Desde el primer día en que empezamos a salir no podía dejar de preguntarme y reclamarme a mí mismo porqué nunca le dije nada, porqué intenté ocultar a toda costa lo que yo siento por él si él también siente lo mismo.

Pudo ser el miedo, pudo ser la confusión, pudo ser el simple hecho de que intentara exterminar el amor que le tengo a Graham por miedo a lo que la sociedad dijera.

Todo lo que me hace sentir Graham en algún momento lo quise eliminar, intentaba verlo como mi mejor amigo y sólo eso.

Intentaba verlo cómo ese mismo amigo al que conocí a los trece años y no como al chico con el que me gustaría pasar el resto de mis días.

Muchas preguntas surgían cada vez que lo pensaba; ¿Qué hubiera pasado si yo hubiera tenido la iniciativa? ¿Cuánto había tardado Graham en atreverse a decírmelo todo? ¿Cómo sabía que lo que sentimos está bien? ¿Él también tenía miedo? ¿Él también pensaba que amar a alguien estaba mal?

Una y otra y otra vez, era como un tormento, algo que me confundía pero también me hacía sentir extraño.

¿Cómo se supone que te debes sentir en estos casos?

¿Era entendible que tuviera miedo? ¿Era racional hacerme tantas preguntas?

Recordé que Graham había mencionado que nuestros amigos sabían que le gusto a Graham, pero ellos no sabían que Graham me gusta. Pero ahora era más que obvia la respuesta.

Sin embargo, hasta ahora nadie sabía de nuestra relación, ¿por qué? ¿Era necesario ocultarlo?

Podría ser, ¿qué pensarían nuestros amigos? ¿Qué pensaría Damon, Dave o Justine? ¿Lo tomarían bien? Supongo que sí, si no le dijeron nada a Graham cuando se enteraron entonces era claro que no había problema en que ahora tuviéramos una relación.

Entonces, ¿era realmente necesario ocultarlo? ¿Por qué ocultar que amas a alguien? ¿Qué hay de malo en amar a alguien? ¡Nada! Simplemente nada.

Nada, pero cuando se vive en una sociedad prejuiciosa entonces sí hay un porqué es mejor mantenerlo como un secreto, como el más lindo secreto. Y la verdad es que no tenía problema con ello.

Eran muchas preguntas para el pequeño rato que llevábamos Graham y yo tirados en el pasto.

Joder, me sentía tan afortunado de tenerlo a mi lado, de que desde el momento en que admitimos que nos gustamos realmente podemos decirnos lo mucho que nos amamos.

Con sólo mirarlo el tiempo se detenía y yo enloquecía, suspirábamos como idiotas cuando estábamos cerca.

Sólo Graham era el único que me hacía sentir así, él era el único que hacía que cualquier día malo se volviera uno bueno, y sobre todo, él era el único al que amo.

Que afortunado soy de tener a un chico tan lindo como lo es Graham.

Me sentía feliz, enamorado, no había otra cosa que pudiera describir como me siento cuando estoy con Graham.

Y casi sin darme cuenta, lágrimas empezaron a rodar por mi mejilla, llegando hasta mi barbilla. Graham se dio cuenta, volteando rápidamente hacia mí.

- ¿Estás bien, cariño? - preguntó apenas desvió su mirada del cielo para mirarme bien. - ¿Por qué lloras?

- Es que estoy feliz. - respondí aún con lágrimas brotando de mis ojos.

- Pero no me gusta verte llorar. - dijo limpiando mis lágrimas con la manga de su sweter.

- Lo siento, es que simplemente no pude contenerme. - reí un poco.

- ¿Por qué estás feliz?

- Es muy estúpido que lo preguntes, calabacita. - revolví su cabello.

- Entonces dime. - soltó una pequeña risa y volvió a acomodar su cabello.

- Estoy feliz de amarte y que me ames. Estoy feliz de estar contigo, Graham.

- También estoy feliz de estar contigo, Alex. Me tienes locamente enamorado. - sonrió tiernamente y yo planté un beso en sus labios, haciendo que sus mejillas se tornaran de un color rosado.

[...]

Fuimos a casa para estar más cómodos, sin nada ni nadie que pudiera interrumpirnos. Nos dirigimos al cuarto para recostarnos en la cama.

Graham se acercó más a mi cuerpo y yo al de él, rodeé su cintura con mis brazos y él repitió la acción.

- ¿Estás cómodo? - pregunté al ver que acomodaba su cabeza en mi pecho.

- Sí, me gusta estar así porque puedo escuchar tu corazón latiendo.

Lo abracé con fuerza y le dí un pequeño beso en la frente.

- Te amo como no tienes idea. - susurró.

Y antes de que me diera cuenta él se había quedado dormido, se veía tan tierno.

Tan tierno, tan adorable que derretía mi corazón.

- Maldita sea, Graham, eres lo más adorable del universo.

Y es que él es mi universo entero.

Y bueno, hasta aquí llega este two shots, espero que les haya gustado, muchas gracias por leerlo ♡

No se necesita algún libro para saberlo. ~gralex~Where stories live. Discover now