Chapter V : Light

237 51 8
                                    

«—Y nunca olvides —susurró, acariciándole la mejilla— que te quiero.

Sus ojos castaños acabaron cerrándose por completo, su mano cayó, inerte, al suelo, y su llanto se mezcló con el de la niña que tenía en brazos.

Tristeza, rabia y frustración se emitían en aquellas amargas lágrimas que caían de su rostro.

Sus gritos habían quedado en tan solo eso: ruegos desesperados a una ayuda que nunca llegaría.

Nadie le ayudaría. No a él. No a ellos.

No eran nadie merecedores de ser rescatados.

Dame la mano.

La voz que sonó le estremeció, y miró hacia atrás, con las lágrimas nublándole la visión.

La visión de unos fríos ojos azules le paralizaron. Su llanto incluso se detuvo, dejando solo al de la niña cómo un eco lejano.

Ese chico...

—¿Quieres vivir o no? No creo que nadie más aquí te vaya a ayudar.

Oyó más derrumbes, y miró hacia atrás. Por encima del cuerpo de aquella persona que ya nunca volvería a sonreírle, salían otros dos al exterior, desapareciendo tras otro derrumbe.

Apretó los dientes, con las lágrimas que quedaban en el borde de sus rojizos deslizándose por sus mejillas.

Tenía razón. Nadie más iba a ayudarlos.

Miró a la niña que tenía en brazos y, cargándola con uno, extendió la mano para aceptar la que aquel chico le proporcionaba.

Entraron en una especie de portal oscuro y, en un abrir y cerrar de ojos, desaparecieron».

—¡Despierta!

Sintió una corriente eléctrica recorriendo su brazo, y abrió los ojos con miedo, dispuesto a atacar cuando vio aquellos ojos amarillentos que le miraban con preocupación.

—¿Denki...? —apartó el puño que estaba a apenas centímetros de su cara.

—Por fin. ¿Te encuentras bien? No quería hacerte daño.

—Estoy bien —se frotó el brazo—. ¿Qué ocurre?

—Eso quisiera saber yo.

Los ojos rojos del aludido le miraron con extrañeza, y el rubio suspiró.

—Tenemos un gran problema, Red.

—¿Más de los que ya tenemos? —rió irónico.

—Uno muy grave —Kaminari no iba de broma, y Kirishima arqueó una ceja.

—¿Qué ocurre?

—No sé qué demonios has hecho para convencerle, pero ya le puedes ir desconvenciendo.

El chico parecía muy alterado, y Kirishima tuvo que tomarle por los hombros y sacudirle un poco para que escuchase sus preguntas.

—Kaminari, si no me dices lo que pasa, no podré hacer nada

—¡Lo que pasa es que tu querido amigo está dispuesto a unirse a nosotros!

Por un segundo, la respiración y el latido de su corazón se detuvieron a la vez. Podría incluso haberse desmayado, si la situación no hubiese sido así de grave.

—Ni de coña —gruñó—. ¡Él nunca lo haría, y lo sabes!

—Porque lo sé me preocupo —bufó—. Se está metiendo en la boca del lobo, y no va a salir bien parado.

LoyaltyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora