Capítulo Diecisiete

Comenzar desde el principio
                                    

Mi celular suena escandalosamente con una canción de BG.5, Frank ríe mientras a toda prisa lo saco de mi mochila, el identificador de llamadas anuncia que una vez más se trata de Doug, muerdo mi labio indecisa. Pensé que él iba a cansarse de llamar.

Doy un largo respiro antes de contestar la llamada.

—Hola.

—Bueno, me sentiré halagado de que respondas —dice su voz engañosamente suave—. ¿Estás en la universidad?

—Sí, pero...

—Solo por curiosidad ¿en dónde estás?

—En la cafetería, pero...

—Vale.

Dicho eso cuelga, veo mi celular frunciendo el ceño hacia Este antes de guardarlo y ver como Frank procede a ponerse de pie.

—Iré a la biblioteca, tengo una investigación que hacer ¿vienes?

Estoy por responder cuando la mirada de Frank se agudiza detrás de mi justo antes de que sienta una mano en mi hombro.

—¿Qué tal todo, Frank?

¡Rayos! Esa voz le pertenece a Doug McQueen, me encojo en mi silla súbitamente cautivada en mi café. Frank parece que le responde de manera amigable como siempre, incluso ellos intercambian un par de palabras y algún comentario de Doug lo hace reír. Doug tiene el suficiente encanto para agradarles a todos, aun cuando pueda hacerte sentir incómodo alguna vez.

—Supongo que vas a quedarte, Hilary —comenta Frank, alzo mi vista para responder.

—Supones bien —responde por mi Doug sentándose en la silla de mi lado y arrastrando la mía mucho más cerca a la suya—; que tengas un buen día Frank.

—Vale, igual para ti, hablamos luego, Hil.

Veo a Frank alejarse mientras bebo lo poco que queda de mi café sintiendo la mirada de Doug muy concentrada en mí, una de sus manos retira el cabello de mi rostro y toma mi barbilla volviendo mi rostro al suyo para observarme. Lleva un gorrito de lana rojo, ha de ser nuevo porque ese nunca lo había visto, mira a su alrededor notando que en la pequeña cafetería hay muy pocas personas y retira sus gafas de sol para verme directamente. Se siente seguro y no siente que se expone a ser reconocido.

Mantiene su agarre en mi barbilla antes de hacer una mueca y achicar sus ojos. Me evalúa. Pregunta por qué no atiendo sus llamadas y con honestidad mi respuesta es vaga y floja. Ubica sus manos debajo de su barbilla y me estudia.

—Tengo muchas preguntas que hacerte, de las cuales espero obtener respuestas princesa Jefferson.

—Yo, tengo clase en...

—Estoy muy seguro de que no tienes ninguna clase ahora, no vas a huir de mí en este momento, Hilary, así que comencemos con las preguntas que vas a responderme. ¿De acuerdo?

—De acuerdo.

—Lo principal y lo que me ha tenido como loco es el hecho de que tú malditamente no me dijiste que eras virgen, que estabas entregándome tu virginidad.

Siento mi rostro muy caliente mientras mis manos se ponen frías, respiro muy hondo a la vez que desvío mi mirada a algún lugar de la cafetería que no sea Doug.

— ¿Cómo es que no me dijiste algo como eso?

—No lo creí... conveniente.

— ¿Disculpa? Espera un momento, retrocedamos. Explícame cómo es que no creíste conveniente hacerme saber que estabas perdiendo tu virginidad.

El Deseo Prohibido de Doug (BG.5 libro #2) Disponible en Librerías.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora