Capítulo 45. Temo de mi amor hacia ti.

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>>a lo que quiero llegar es que lo seguí mientras iba camino a su casa y cuando llegó, me impactó lo mucho que cambiaron sus pensamientos al ver a su esposa y a su hija la cual tiene paraplejia. Su familia lo adora, para ellas él es su mundo y eso lo reconfortó de un modo alucinante. Ambas chicas son el motor que tiene, son su hogar y gracias a ello no le importa tener que luchar para salir adelante con ese trabajo lleno de gente inservible.

—Oh dios... —emito, saliendo del pasmo que me dio al escucharlo.

—todas las personas que ves pueden resultar insignificantes a la vista de los demás, pero, son el mundo para otras.

—Jarel, eso es realmente hermoso.

Baja su mirar, sus ojos dan con los míos y no sé cómo sentirme al notar que su ojear es tan oscuro y friolento que no concuerda con sus palabras.

—Todo eso me recuerda a ti —expresa, dejándome ida por unos segundos.

— ¿ah?

—cuando te conocí, a pesar de entender tu estado porque puedo leer cada uno de tus pensamientos, no entendí completamente que con tan solo ser tú le causas una alegría infinita a diversas personas.

— ¿te refieres a aquella vez en la estación de bus?

Las caricias que deja en mi cabello se detienen y luego continúan con torpeza. Aleja su vista de mi rostro y continúa observando el techo de la habitación.

—esa no fue la primera vez que te vi.

— ¿Qué? —pregunto atónita.

—las cosas no fueron por obra del destino, ¿eso creías?

Mi corazón se paraliza y como si fuera automático, me alejo de su cuerpo y me siento sobre la cómoda. Jarel repite mi acción pero termina levantándose de la cama.

—explícame, ¿a qué te refieres? —cuestiono con alarmo al notar que se dirige hacia la ventana para salir a través de ella.

—Ya nada importa, Eiren —aclara, sonriendo ladeadamente.

—me estas asustando.

— ¿Por qué lo estarías? —Se encoge de hombros —te he demostrado que no te haré daño. —Hace una mueca con disgusto.

—La vida me ha demostrado que las decepciones vienen de quienes menos te lo esperas —le hago saber, como un escudo.

Asiente en compresión.

—es inteligente de tu parte saberlo.

Y es así como sale del dormitorio, dejándome con mil palabras en la boca.

(...)

Esa noche no pude dormir. Por más que intenté conciliar el sueño no logré caer en los brazos de Morfeo. Perdí la cuenta de las veces que me removí en la cama y me quejaba por algunas punzadas en las heridas tapadas. ¿Cómo evitar pensar en lo que sucedió con Abraham? ¿Cómo hacer ese asunto a un lado cuando podía escuchar desde mi habitación los sollozos de mamá? Y para rematar la ocasión, ¿Cómo podría estar en paz luego de escuchar a Jarel?

Terminé durmiendo a las cuatro de la mañana para despertarme a las ocho del día siguiente a causa de los fuertes llamados de mi mejor amiga. Nunca pensé que se tomaría la molestia de faltar un día de clases simplemente para ver mi estado y escuchar todo lo que he estado resguardando.

Recuerdo como pegó un grito al cielo al verme acabada de levantar y con aquellas heridas ocultas por los apósitos. Sus ojos se enrojecieron a tal punto que se le imposibilitó la idea de no llorar. Al subir a mi habitación no dejó de cuestionarme el porqué de mi estado. Cuando le conté la fatídica historia que había transcurrido, su semblante se inundó de una preocupación junto a una cólera alarmante.

Indagando su oscuridad✔. EDITANDOWhere stories live. Discover now