Levanto el arma antes de que pueda lastimar a Abby.

Pero la bala choca contra un escudo de hielo.
Le disparo a su pierna y sucede lo mismo.

-Ahora sé por qué ella está te quiere, Dios, eres un bomboncito.- Ronronea en un tono enfermizo para mis oídos. Cuando vuelvo a apretar el gatillo, nada sucede.- Oh, ya me cansé de estos juegos.
El arma se vuelve fría en mis manos, la suelto a tiempo para verla congelarse en el suelo. Casi pierdo los dedos. Demonios.
La miro, luego a Abby.
Me lanzo hacia la máquina para volver a colocarle el respirador, puedo sentirla muriendo, no tolerará más tiempo así.
Logro llegar al tubo, lo muevo hacia su boca, colocándolo en su lugar y entonces una mano tira de mi brazo y cuando me doy cuenta estoy por chocar a la pared. Me teletransporto, teniendo en mi cabeza la imagen de la habitación desde otro ángulo y aparezco detrás de ella. Estampo mis botas contra su columna y caigo de rodillas mientras ella cae al suelo y golpea sus codos contra el concreto.
Me enderezo sacando un par de dagas de mi traje de cazador. Juego con ellas en mis manos antes de ir por ella.

Se pone de pie, desaparezco y aparezco a su costado, ella esquiva las hojas que iban directo a su cuello y me lanza una ráfaga helada que me hace rodar por el suelo. La pared al fondo se llena de escarcha y esta se expande poco a poco por toda el área.

-¿De verdad crees que puedes contra mi? ¿Siendo yo una de los primeros Orígenes?- Se hecha a reír mientras desaparezco y aparezco frente a ella, barro sus pies con un movimiento rápido y ella cae de espaldas, cuando intento ir por ella mis pies se quedan en su lugar, mirando hacia abajo me doy cuenta de que hay hielo que me clava al suelo.

Siento el hielo mordiendo mi piel, me estremezco por el dolor y gruño por enojo.
Lanzo mi brazo hacia atrás y le lanzo la daga y como esperaba ella vuelve a utilizar el escudo a su favor así que aprovecho para a los segundos lanzar la otra daga en mi mano. Fui demasiado rápido para ella y la hoja se clava en su pecho, gracias a lo que su hermano me hizo también soy capaz de levantar mi pie con fuerza y romper el hielo.

Me quito los trozos restantes del pie y la pateo en el estómago, ella suelta aire y rueda lejos de mi, tomando la daga que sobresale de su pecho y tomándola en su mano con una sonrisa sádica en su rostro y ojos asesinos, me pregunto si alguna vez Abby vio esos rasgos en mi. Tan sólo de pensarlo me enferma.

Y entonces Isabel hace su movimiento. Había pensado que estaba lista para lanzarme la daga a mi pero en cuanto mueve su torso hacia un lado y mira en dirección a Abby, lista para lanzarle la daga, yo me muevo, tan rápido como la luz. Desaparezco y aparezco al lado de su camilla, recibiendo la daga en su lugar.
El golpe fue fuerte, tanto así que la empañadura es lo único que queda fuera de mi piel. Dejo salir un gruñido mientras me llevo las manos hacia el arma para sacarla de mi cuerpo.

No me ha dado en el corazón.
Es lo primero que pienso.

No moriré. No hoy.

Eso es lo segundo.

-Ay pero qué heroico nos salió el muchacho.- Se burla Ravena.- No sabes lo patético que se vuelve con los años, siempre es lo mismo. Las personas muriendo por sus amantes, todo es llanto y sangre al final, totalmente patético.
La hoja filosa está fuera de mi cuerpo, mi sangre se desliza por ella y gotea en el suelo.

Una gota, tres...
La miro.

-Lo patético es que nadie nunca te ha amado tanto como para hacerlo por ti.- Sonrío a pesar del dolor y me lanzo nuevamente por ella.

Todo se vuelve un torbellino.

Ella me golpea con su fuerza brutal, sus años de experiencia la hacen una buena rival. Sin embargo mis años siendo cazador no se sienten amenazados por ella sino excitado por verla morir, por ver el último brillo en sus ojos hasta que su corazón deje de latir.

Tierra De Nieve Y Cenizas© [Libro 3] #Wattys2018Where stories live. Discover now