CV

1.1K 94 418
                                    

"La venganza siempre llega
para quien la espera
pero ese odio que fuiste acumulando
la vida te puede terminar costando"

"La venganza siempre llega para quien la esperapero ese odio que fuiste acumulandola vida te puede terminar costando"

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Para cuando termino de leer la carta, me entero que está completamente llena de lágrimas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Para cuando termino de leer la carta, me entero que está completamente llena de lágrimas. No he podido parar de llorar con todo lo que he leído. El señor Alaric, que se encuentra a mi lado, me da señales de apoyo con algunas palmadas sobre mi hombro. Visualizo bien el escrito y analizo la hermosa caligrafía de mi madre. La tinta está algo borrosa, y eso me refleja que ella también estuvo llorando cuando la escribió.

Recuerdo perfectamente ese día. Una lluvia torrencial cayó durante toda la tarde y no cesó para cuando llegó la hora de salida de mi colegio. No olvido que, con nerviosismo, aguardé en la entrada hasta que acabara la tormenta para poder marcharme. Veía cómo mis demás compañeros salían con normalidad del instituto y caminaban bajo la lluvia, pues todos eran humanos. Algunos llevaban sombrillas que les protegieran un poco, otros más utilizaban capas impermeables, pero unos cuantos corrían sin protección alguna. Reían y disfrutaban de la sensación del agua fría caer sobre sus cuerpos; algo que yo nunca podría, pero quería intentarlo. Anhelaba hacer lo mismo que ellos.

Dejé salir mi mano del techo que me cubría en un ataque impulsivo. Eso expuso a mi piel a estar bajo el cielo, por lo que varias gotas de lluvia hicieron contacto con ella. Me olvidé de que soy un vampiro. Eso cayó como un ácido sobre mi mano y tuve que apartarla de inmediato. Me gané algunos granos que no tardaron mucho en sanar, pero la decepción de recordar que no puedo hacer todo lo que quiera sí se demoró más en abandonarme.

Ahí fue cuando llegó ella, mi madre. Fue como mi salvadora en aquella tarde lluviosa de junio. Subí a su auto, emocionado, y le besé la mejilla. Ya luego fuimos por mi padre, que ese día llamó a mi mamá por teléfono y le contó que había salido temprano del trabajo, y los tres tuvimos una tarde como si fuésemos una familia de humanos. Comimos helado, paseamos un rato por la ciudad, visitamos la playa (de lejos, claro) e incluso fuimos al parque cuando aún estaba lloviendo. Y aunque llevábamos capas protectoras, sombrillas y mucha ropa abrigada, eso no impidió que nos mojáramos.

BloodWhere stories live. Discover now