Capítulo 1

1.8K 222 310
                                    

“Minifaldas y coletas rubias”

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


“Minifaldas y coletas rubias”

—Querido hermanito, ¿No te han enseñado a no apostar cuando estás consciente de que vas a perder? —la rubia de ojos azules toqueteo con la punta de sus dedos los hombros de su hermano mayor

—Nadie te enseña eso, Catherine —Roger le siguió los pasos, estaba seguro de que esa era la respuesta

—Tú eres el músico, yo soy la actriz ¿No tienes idea?

—El hecho de que esa sea tu rama no quiere decir que desconozca el mundo del cine, soy un aficionado de las novelas

—Las novelas no son cine, Roger —su hermana le miró mal, le estaba sacando de sus casillas con habilidad—, no seas ridículo

—Como sea, no dudo de mis conocimientos respecto a si María de la Trinidad le dijo la verdad a Francisco Javier de la Rosa sobre su infidelidad en España, porque se lo dijo

—¡Francisco Javier de la Rosa no sabe de su infidelidad! ¡Sí la supiera estarían molestos!

La pelea entre ambos hermanos parecía no tener fin, Roger y Catherine compartiendo un momento en familia mientras su madre regresaba de hacer el súper de la semana, ellos dos habían hecho sus deberes y ahora sólo descansaban viendo una novela mexicana de la época, su favorita. Había ocasiones en las que Roger llegaba tardísimo a los ensayos con su banda sólo porque no quería perderse capítulos de ella. Y ahora estaban en un dilema, que posiblemente se volvería debate y después competencia de boxeo.

—¿Quieres apostar que de verdad María de la Trinidad ya le ha confesado su infidelidad? —Roger se puso de pie después de su hermana, que entraba a la cocina por un plato de cereal

—Oh, si fuera tú no lo haría, vas a perder y te saldrá caro —su hermana dejó la leche sobre la mesa, para dirigirse a su hermano con precaución

—Pon tus apuestas, Catherine, vas a perder —Roger Taylor cruzo los brazos— ¿Vale?

—Vamos a comprar la historieta en el Palacio Londinense, y ahí verificaremos la verdad —Catherine salió de la cocina, directo a la sala de estar para tomar su bolso

—Si yo gano, le das el papel protagónico a Estella, ¡Es más, le das todos tus protagónicos por el resto del semestre! Es tu enemiga y adoraría verte hacerlo —de acuerdo, esa apuesta había sido muy dura para ella, esperaba apuestas tontas como a las que acostumbraban, tal vez Roger ya se había casado de comer moscas muertas y caca de ratón

—Y si yo gano —Catherine no se lo pensó mucho—, te vistes de mujer por una semana y vas así a los ensayos de la banda

—No tengo problema con eso, los chicos sabrán que fue por una apuesta —el rubio se encogió de hombros, no estaba tan mal porque sabía que Catherine estaba en un error

—No hermanito, mi apuesta es esa, serás... Uhm ¿Rogerina? Por una semana entera sin que ellos sepan que eres el rubio bastardo que tanto detestan en el estudio —Roger entonces lo dudo

Rogerina por un día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora