LOVE COUNSELOR ─ NOMIN

FOURTEEN

—“Y un vez más, el amor huyó de mí. Aunque supongo que me lo merecía, porque más bien fui yo quien huí de él. Huí del primer chico del que realmente había estado enamorado.”—las palabras de Jaemin resonaron el primer día de la semana siguiente, dándole un final a la historia de Jeno con Mark Lee.

El dueño del cuaderno había llegado rápidamente a la cafetería, sin siquiera avisar a Renjun, quien había preferido quedarse a estudiar en clase, sólo para escuchar la transmisión de aquel día.

Si Jeno no recordaba mal, las siguientes líneas comenzarían la historia del tercer chico. La que habría considerado la más importante de todas las anteriores, la que tal vez no estuviese preparado para volver a rememorar.

—Con que así termina la segunda experiencia de nuestro querido autor…—murmuró la voz de Chenle, aun fascinado con la inclusión del equipo de baloncesto en aquella situación—La verdad es que no ha estado nada, nada mal.

La risa de Jaemin y Jisung al unísono se escuchó antes de que el chico pudiese continuar hablando.

—¡Sólo admite que te encanta esto!—exclamó Jisung, picando a su mejor amigo.

—¿Qué?—inquirió Chenle empezando a enfadarse—¿Encantarme?¡No te pases!

—Es verdad, perdona. Lo único que te encanta soy yo—continuó el otro riéndose.

Justo cuando se apagó la voz de Jisung, un fuerte sonido se oyó a través de los altavoces y no supo el por qué, pero en la mente de Jeno  apareció una imagen de Chenle tirándole su silla a Jisung.
Sin embargo, la razón de ese silencio resultó ser la mirada asesina que Jaemin la dedicó a los dos menores, que interrumpían el poco tiempo que tenía en su sección.

—Tras esta breve pausa—se oyó su voz, intentando aparentar que no acababa de amenazar a dos pequeños e inocentes niños con su mirada—permitidme continuar con, ni más ni menos que… ¡la tercera historia!

Una pequeña ovación se levantó en la cafetería, donde las personas, además de hablar entre ellas, también se mantenían expectantes a la sección amorosa de la Radio Escolar.

Aunque Jeno no era precisamente uno de ellos. Y es que sabía que aquel tercer amor no podía compararse con el de Mark o Doyoung. Era algo totalmente distinto.

—“Así que, después de aquello mi corazón impuso una nueva norma. No más huir. Si era tan estúpido de volver a enamorarme, entonces tendría que mantenerme y afrontar las consecuencias.”—leyó Jaemin, antes de añadir—Y lo fuiste.

Por supuesto que lo fui, pensó Jeno respondiendo al otro, fui el chico más estúpido del planeta.

Adelantándose a las palabras de Jaemin, en la mente del autor comenzaron a sucederse las palabras que en su día había escrito él mismo.

“En mi defensa diré que no me enamoré instantáneamente de él.
Al contrario.
Cuando nos conocimos, pensé que él me odiaba. Y tenía sentido, porque éramos las personas más distintas que nunca nadie habría imaginado. Éramos como el gato y el perro.
Sin embargo, ya sabéis lo que dicen; los opuestos pueden odiarse a muerte, o, con el tiempo, pueden convertirse en algo más que cualquier alma gemela.

Tardamos dos años de peleas y odio en darnos cuenta de que realmente lo nuestro, era, y siempre había sido lo segundo.”

Jeno sonrió débilemente al recordar aquella anécdota que tanto le había rondado la cabeza en esa época. Su mente se sumergió en sus pensamientos sobre dicho momento, tanto, que ni siquiera se dio cuenta del mensaje que entraba en su teléfono; Renjun acababa de decirle que estaba llegando a la cafetería.

Si lo hubiese leído, tal vez la mente de Jeno no se habría quedado totalemente paralizada cuando vio a Renjun aparecer tras la puerta del lugar y saludándolo con la mano. Entonces, un sólo pensamiento cruzó por su cabeza antes del caos.

Y ahí, damas y caballeros, está el protagonista de esta historia.