Recuerdos del ayer

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¡Ay, quién fuera joven de nuevo! ¿Qué me espera a mi avanzada edad más que el señor de la guadaña? Lo único que me queda son los recuerdos.

Recuerdo correr por un campo de trigo, haciendo carreras con mi perro, cuando el sol abrasaba la frente. Recuerdo el piar de los pájaros en el riachuelo que había cerca de allí. ¡Oh, qué agua tan cristalina! Recuerdo mi primera caída en bicicleta, mis primeros pasos laboriosos en el campo con mi padre, mi primer beso, mi primer viaje a tierras desconocidas. Recuerdo la sonrisa de la mujer que me ha traído enamorado hasta estos días. Recuerdo el tacto de sus manos en las mías. ¡Cuánta suavidad y ternura en un simple y vago roce! Recuerdo el ondear de sus cabellos y aquella mirada peculiar que sólo reservaba para mí. Recuerdo los largos paseos por la orilla del mar; aquel cosquilleo al verla bajo la luz tenue de la luna, privilegio que pocas personas experimentan en su corazón. Recuerdo la ilusión y emoción de ver nacer a nuestro hijo, tan arrebujado bajo las mantas que pareciese de cristal. Recuerdo sus primeros pasos, sus primeras palabras, sus primeros llantos. Recuerdo aquellas tardes de domingo sentados en el porche, con aquel calorcito de primavera bañando nuestros rostros. Recuerdo jugar con el pequeño y ver en su rostro inocente una alegría que los adultos ya olvidaron.

Recuerdo la marcha de mi esposa, mis lamentos perdidos en el tiempo. Recuerdo recordarla con pesar. Ahora es a mí a quien tendrán que recordar, pues pronto ella bajará para recibir a este anciano en una nueva y maravillosa vida.

MicrorrelatosWhere stories live. Discover now