03 Fama

91 7 6
                                    

Me miré en el espejo, tal vez me había arreglado demasiado. Mi pelo oscuro y mis ojos azules combinaban perfectamente con el brillo de labios y colorete rosa que me había puesto, y el collar, la pulsera y los pendientes iban a juego. Había decidido ponerme una blusa blanca con una falda corta negra, y unos zapatos con un disimulado tacón, para que mi madre no se diera cuenta.

Ese día cumplía catorce años, y mi hermano semanas atrás había anunciado que volvería a Madrid, tras un tiempo en casa de nuestro padre, el cual huyó al saber de mi nacimiento. Mi madre siempre me dijo que suponía que tenía un trastorno bipolar, y que, al enterarse de su embarazo, se sintió en la necesidad de huir; pero yo no lo tenía tan claro. No había por qué inventar excusas para justificar que no me quisiera.

Pero a mí eso ya no me importaba, nunca me importó. Había crecido sin padre, no necesitaba uno. Pero a mí, más que volver a ver a mí hermano, me hacía más ilusión saber que iba a conocer a su novia, mi cuñada, Sandra Vega, la presentadora de mi programa favorito, la razón por la que me gusta la moda, mi motivación.

Llevaba semanas deseando conocerla, desde que sabía que se había hecho novia de mi hermano, al cual no recordaba demasiado, pero sabía que tendría unos veinticinco años. Cuando tocaron el timbre, mi madre fue a abrir, y yo bajé rápidamente las escaleras.

− ¿No te has arreglado demasiado? −me dijo, como si aquello importara en ese momento.

Cuando por fin abrió, lo primero que me encontré fue a Sebastián: su pelo era tan moreno como el de mi madre, y sus ojos tenían un color miel; observé que no había superado su etapa hípster, pues llevaba unos pantalones vaqueros y una camisa, con una bufanda y unas gafas de pasta. A sus lado, su novia, de la Vega, como la solían llamar. Era más guapa en persona que en televisión: un pelo igual de castaño que mi madre, con unos ojos oscuros pero bonitos, un vestido arreglado y unos botines negros.

− ¡Feliz cumpleaños! −gritaron ellos, y yo sólo podía ver a Sandra, fascinada.

Traían una bolsa llena de regalos, también algo de comida para la cena, ya que cuando llegaron eran las seis de la tarde; y dos maletas para el equipaje, puesto que se habían a quedar a dormir aquella noche.

Dos horas después, durante la cena, estuvimos hablando, sobre todo conociendo a Sandra, aunque yo ya sabía tantas cosas sobre ella... Aun así, me enteré de la razón por la que se hizo periodista: su padre era productor, y su madrastra actriz, y siempre la animaron a seguir el ejemplo de la familia. En ese momento miré a mi madre, esperando que ella se diera cuenta de que nunca apoyaba mi sueño de ser modelo. No me vio.

Ya había pasado más de un mes desde que Sebastián y Sandra se habían mudado al barrio vecino, y todos los domingos nos reuníamos en mi casa para comer. Cuando por la tarde ya se habían ido a su casa a descansar, mientras limpiábamos, mi madre y yo comentábamos la comida. Cuando hablábamos de Sandra, yo siempre le lanzaba indirectas a mi madre para que se diera cuenta de que necesitaba su apoyo, pero nunca se lo comprendia. Margaret Obregón era una mujer algo obesa, pero muy guapa; era algo rencorosa, y no le gustaba que se le llevara la contraria, por lo que siempre acabábamos discutiendo.

En muchas ocasiones me habló de mi padre, Leonardo López, pero, después de catorce años oyéndolo, dejé de escuchar cuando se metía en ese tema de conversación. Me contaba que era un hombre muy apuesto, con el pelo muy oscuro, y muy alto. Era encantador cuando estaba de buen humor, pero siempre asomaba algo de su narcisismo. Al parecer, mi madre quedó marcada cuando se fue, ¡pero yo no tenía la culpa! Y si yo quería ser modelo, ¿por qué me lo negaba?

Habían pasado unos meses.
Era la cena de Nochebuena, y Sebastián y Sandra habían venido antes para ayudarnos a prepararla y decorar. Aunque yo nunca había sido cristiana, me lo callaba por el bien de mis regalos. Sebas y Margaret eran los cocineros de la casa, por lo que, mientras ellos cocinaban, nosotras nos pusimos a decorar la casa.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 11, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Relatos cortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora