Un leve gemido procedente de su garganta solo me hizo estar más seguro de querer besarla. Solo sería un beso, un pequeño y fugaz beso antes de apartarme de ella así tuviera que dormir en la bañera para tratar de no tocarla. Notaba como ella podía sentir lo mismo, observándome de la misma forma —o eso quería pensar— en la que yo lo hacía, esperando a que mis labios rozaran los suyos y al fin comprobara lo que ya decía mi propio instinto; que ella era especial...

Su aliento se entremezclaba con el mío al compás que mi nariz rozaba levemente su mejilla. No quería ser brusco, me intimidaba de alguna forma asustarla si en algún momento lo era y sobre todo mi subconsciente me repetía una y otra vez que ella no recordaría nada con toda probabilidad al día siguiente y eso me generaba aprensión al mismo tiempo porque de alguna forma no quería que así fuera, deseaba que aquello precisamente sí lo recordase.

Cuando estaba a punto de rozar al fin esos labios, de sucumbir completamente a la tentación, el sonido estridente de un teléfono que sin duda alguna no era el mío irrumpió en el silencio de aquella habitación. Me aparté ligeramente de ella mientras me aseguraba de que no se caería tras soltarla, tal vez solo era una señal del destino que me confirmaba lo que de por si sabía; que estaba mal aprovecharme de la situación estando tan vulnerable bajo los efectos de aquella sustancia mezclado con alcohol.

Vi como la chica se acercaba a por su bolso que era el lugar de donde procedía aquel sonido, supuse que alguna de sus amigas la estaría llamando y antes de que pudiera cogerlo, el pánico me aterró. ¿Y si confesaba lo que había pasado en su estado?, ¿O de algún modo sus amigas se asustaban y daban parte a las autoridades? Antes de pensar en lo que podía o no ocurrir atrapé aquel maldito bolso y ella me miró atónita, pero por alguna razón comenzó a sonreír.

—¡Ez mío! —exclamó dando pequeños saltitos mientras yo lo alzaba, era lo suficientemente alto para que ella no llegara. Aquello comenzó a convertirse en una especie de juego entre ambos, hacía tiempo que su teléfono había dejado de sonar probablemente porque habrían desistido de llamar y cuando observé como se subía en uno de los sillones dispuesta a saltar, tiré el bolso hacia arriba para impedir que lo hiciera, solo que ella saltó y de su propio impulso terminé tirado en el suelo con ella encima.

Notaba el calor de su cuerpo sobre el mío, mezclado con su risa, ese movimiento ligero sobre las prendas de mi ropa y preferí mil veces el dolor de la caída a tener esa sensación incontrolada que de alguna forma me estaba generando su cuerpo. Definitivamente iba a ser una noche demasiado larga...

Imaginé su rostro riendo antes de abrir los ojos y cuando lo hice quise no haberlo hecho, su cuerpo estaba sobre el mío a horcajadas y la imagen que ofrecía era demasiado dolorosa —sobre todo para cierta parte de mi anatomía siendo precisos—, ¿Quién puede resistirse a semejante belleza? Su cabello caía suelto en ondas, sus ojos eran de un color tan especial, su sonrisa cautivadora y ese cuerpo seductor creado para pecar...

«No iba a poder resistirme, definitivamente dudaba de mi propio control»

—Será mejor que descorchemos esa botella de champán. —Dictaminé antes de lanzarme a esos labios y dejarme llevar por todas esas sensaciones que arrastraba desde hacía horas acumulándose en mi interior. Necesitaba una copa o quizá unas cuantas mejor dicho para enmudecer mis sentidos.

Antes siquiera de terminar de beber la primera copa, el sueño la venció y se recostó sobre el sillón tratando de encontrar una postura correcta. La cogí en brazos y noté como se abrazaba ligeramente a mi cuello para evitar caerse mientras la deposité suavemente sobre la cama y me quedé observándola detenidamente. Era preciosa. Definitivamente demasiado hermosa. Y de algun modo; era mía, formaba parte de mi. Me quedé mirando sus manos desnudas y me di cuenta de que no llevábamos alianzas, en ese momento miré el anillo que siempre había llevado desde que me convertí en príncipe. Ese anillo con el sello real e instintivamente me lo quité para colocárselo en su dedo.

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