Mathew

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Otro dia más, un golpe más, un insulto más, todo el tiempo lo mismo, tal vez ya se me había hecho costumbre, pero no, esto no debería ser así

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Otro dia más, un golpe más, un insulto más, todo el tiempo lo mismo, tal vez ya se me había hecho costumbre, pero no, esto no debería ser así. Cuando todo empezó, solo un simple "Perdóname negra, no te enfades, la próxima no volverá a ser así" lo solucionaba todo.

Estoy cansada, agobiada, pero no vacía, todo lo que soporto cada dia es por Mathew, él es mi combustible para que siga, y es por eso que no puedo seguir así, no quiero un futuro como este para mi hijo, bum, sonó la puerta,

—¡Diana, ¿Dónde miércoles estás?! —

—Aquí estoy —lo vi a mi espaldas con la correa en la mano, sabía lo que venía...se escuchó un latigazo

—¡Encontré la comida fría y tú acá sin hacer nada! —otro latigazo, me dolía.

Era en la espalda, levanté la vista ,pues el impacto del cinturón en mi cuerpo me había hecho perder el equilibrio, y observe a Mathew apoyado en el marco de la puerta y a su padre, —ahora cambiando de víctima—, acercándose a él con la correa.

Mi hijo solo lloraba, su rostro colorado y en su mirada solo se veía temor, desesperación, miedo; quería ir a protegerlo pero el maldito dolor no me dejaba, al escuchar la correa partiendo el aire y un grito ahogado por parte él, toda aflicción que mi cuerpo sentía, se fue en ese mismo momento, me paré como pude, tome un jarrón de la mesa y lo rompí en la cabeza del hombre que alguna vez ame con todo mi ser, dejándolo inconsciente, me dejé caer en el suelo.

Mathew vino a abrazarme, los dos lloramos

—Tenemos que irnos, empaca tus cosas, solo las más necesarias, mientras yo enciendo el auto —el asintió y corriendo subió las escaleras, me dirigí a la cochera, guardé mi celular en mi bolsillo, encendí el auto y lo saqué a la pista, para esto ya mi hijo había salido de la casa y entró al auto con una pequeña mochila, pisé el acelerador y el auto arrancó a toda velocidad, pero, ¿A dónde iríamos?, mis padres no nos recibirán, tal vez si llamo a mi hermana.

Voy a intentarlo.

Saqué mi celular y marqué su número, ella me contestó,

—¿Diana? —su voz se escuchaba agitada

—Si soy yo, escapé de casa con Mathew y no sé a dónde ir, ayúdame por favor —todo lo dije entre lágrimas, mi vista se nubló.

—Pero, ¿Qué paso, por qué escapaste?, él te pegaba ¿no es cierto? —mi garganta se cerró, estaba llorando a mares, el estómago me revolvía. Había callado y soportado mucho.

—Si, si, él nos pegaba...ayúdame, te lo suplico, hago lo que tú quieras, pero ayúdame—

—¿Dónde estás? —miré a través de la ventana del carro y me ubiqué

—Estoy cerca a tu casa —respondí a duras penas, la adrenalina de hace un momento había desaparecido y a hora la iba reemplazando dolor físico.

MathewWhere stories live. Discover now