Isabel

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A mí siempre me dejan al final. En la foto se nota que oy la más chica. En la vida también. Seré más alta y bonita, pero será en la universidad y no lo sé y vivo con angustia y no me gusta ir al colegio porque m lestan y me dicen la Pulga o la Mosca o la Mini o la Microbio y yo no digo nada pero me duele, por suerte me quieren de verdad la Marta y la Claudia pero también ese año se iban a poner raras y yo me iba a quedar atrás porque a mí no me llegaba la regla ni me cambiaba el cuerpo y no entendía nada de lo que hablaba el profesor Sánchez y por eso lo hablé con mis papás. No lo iba a hablar pero me pillaron llorando y dije que me quería ir del colegio y ellos me dijeron que por qué si tenía tan buenas notas y yo me enojé porque como aprendí a leer sola me pusieron con cinco años en primero básico y pasé pésimo y me dio rabia y me preguntaron de nuevo por qué y yo no les conté nada esa vez, en realidad no les conté nada nunca sino que me pillaron los apuntes de la clase rara del profesor Sánchez.
        Después de la fiesta, en la maldita reunión de padres y apoderados donde lo único que hicieron fue hablar mal de mis compañeros, de mí nadie habló mal pero mis papás soltaron la lengua y quedé como la soplona y no soy soplona ni Pulga ni Mosca ni Microbio ni siquiera nerd, lo que pasa es que me cambiaron a los compañeros, ellos cambiaron y yo no, después iba a ser como todo el mundo pero entonces no y por eso lloré a solas y me escucharon, y entiendo que se preocupen pero que no armen tanto lío, para qué, quedó el tremendo desorden y me echaron la culpa y todo fue para peor porque yo quiero al profesor Sánchez, lee mis poemas, me dice en qué me equivoco y yo le digo que quiero ser profesora de lenguaje o escritora, mis papás quieren que estudie Derecho pero yo no, yo quiero escribir y leer y tengo puras notas máximas y no porque me ponga a perseguirlas, vienen solas y es peor porque se ríen de mí y me dicen «la ratona de biblioteca», «la pulga lectora», «ahí va la cuatro ojos» porque encima uso lentes y aunque tenga los ojos azules como los de mi papa y mi abuela nadie se fija en mí, nadie se fijaba, no tenía más amigas que la Claudia o la Marta y no sabía que con Luciano íbamos a ser tan pares y no me digan tampoco que me gustaba el Luciano, era otra cosa, una amistad de verdad y ni yo sabía lo que iba a pasar con el Luciano y por suerte estuve ahi, por suerte, mira que hasta por eso le habrían echado la culpa a las clases del profesor Sánchez.

El año que nos volvimos todos un poco locosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora