Capítulo 3: Viaje a Ryuseigai

Start from the beginning
                                    

-De alguna forma, se siente de esa manera- admitió, pequeñas lágrimas de felicidad escapaban de sus ojos.

Su madre lo observó, tenía un extraño presentimiento, algo no estaba bien con su hijo.

-¿Cómo has estado?¿Cómo van las cosas con Kuroro?¿No vino contigo?¿Ya te pidió matrimonio?¿Tienen relaciones? ¿Usan protección verdad?

Kurapika se sonrojo completamente ante las últimas preguntas. Su madre era muy parlanchina, era agradable verla una vez más, pero era incómodo las preguntas tan directas y personales que hacía.

-Si te hizo algo malo, se las verá conmigo- dijo ella muy enfadada. Le agradaba Kuroro, pero si hería a su hijo física o sentimentalmente, no le importaría que fuera un criminal clase A, le daría una lección.

-Querida, deberías dejarlo hablar primero- se acercó el padre de Kurapika a ella para tranquilizarla, Kurapika se acercó con él también abrazándolo fuertemente.

La madre del rubio observó a Pairo, como si le preguntara ¿Qué sucede con él?

-Es una larga historia- suspiró Pairo, un poco cansado de explicar la situación actual de Kurapika.

-¡Perdió sus recuerdos!- gritó horrorizada, de todas las cosas que podían pasarle a su hijo, ésta parecía una de las peores.

Era mucho más complicado que eso, pero era la forma más rápida y simple que tenían para explicarlo. Kurapika aún se encontraba confundido al respecto, no saber cuál era realmente la verdad, cual de sus dos vidas era la verdadera era casi una tortura para él; estaba feliz de saber que su tribu estaba sana y salva, que sus padres y Pairo estaban bien y eran felices con sus actuales vidas. Pero aún no podía aceptar que era parte del Genei Ryodan, los causantes de muchas de sus pesadillas y lo peor era saber que era el novio de la cabeza de la araña.

-Pobre de mi niño- su madre lo atrajo a un abrazo una vez más -no te preocupes todo estará bien, tendrá que haber alguna forma de recuperar tus recuerdos, ya lo verás.

-¿Te quedarás algunos días?- esta vez su padre preguntó y el rubio asintió, necesitaba tiempo para estar con su familia. En especial quería ver a su abuelo, él conocía mucho sobre magia y otros mitos y leyendas; tal vez podría decirle si la estrella fugaz roja que vio cumplió su deseo o si en verdad solamente había perdido sus recuerdos.

Tal vez sería la única persona que lograría aclarar su mente con respecto a lo que estaba sucediendo.

-¿Y el abuelo?- preguntó Kurapika, notando tardíamente su ausencia.

-Salió de la ciudad un par de días, pero no debe de tardar en aparecer. Estoy seguro de que regresará cuando menos lo esperes - respondió su padre

-Ojalá él sepa una forma de recuperar tus recuerdos- mencionó su madre aún preocupada.

Los siguientes días Kurapika los disfruto en compañía de su familia y amigos, eran como unas pequeñas vacaciones. A pesar que había visto a un par de arañas en la ciudad, parecía ser que le estaban dando su espacio, seguramente por orden de Kuroro.

El rubio no se imaginó que tendría que ver el otro lado de la moneda, la ciudad de Ryuseigai dependía de ellos mismos. Al no ser reconocida como una verdadera ciudad, no había apoyo por parte de otras naciones, y si eran atacados solo contaban con sus propios ciudadanos para defenderse. Es por ello que desde temprana edad se les enseñaba a los niños a luchar y manejar todo tipo de armas. Se pulían sus mejores habilidades y ahora gracias a la influencia de los kuruta, también se les educaba. Muchos kurutas impartían clases tanto a niños como adultos. Mientras los Ryuseilitas se encargaban de formar el cuerpo y habilidades de supervivencia; los kuruta se encargaban de formar la mente y fortalecer el alma.

Estrella Escarlata Where stories live. Discover now