Capítulo 3: Viaje a Ryuseigai

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Capítulo 3

Al despertar lo primero que vieron sus ojos fue un tazón sobre la mesa de noche junto a su cama. Ya no se sentía sudoroso ni con fiebre, y su mente estaba un poco más clara.

Vagamente recordaba que durante sus sueños, el pelinegro lo despertó, lo alimento con sopa casera y después le dio una pastilla para el dolor de cabeza. Se levantó con cuidado, el paño húmedo de su frente cayó a su regazo y vio que el tazón tenía agua fría.

-Kuroro estuvo cuidándote toda la noche- dijo Pairo acercándose a Kurapika, y acostándose en la cama con él. Por supuesto el rubio le había hecho espacio - lo mandé a casa para que descansara.

Permanecieron abrazados en un silencio reconfortante.

-Pairo, ¿esto es un sueño?

El joven río: -No, no lo es. Pero no tienes nada de qué preocuparte -le aseguró con una sonrisa brillante - dijo Kuroro que podías tomar el tiempo que necesitarás para recuperarte. También entendió que no te sentías cómodo junto a él, así que no vendrá a menos que lo llames.

-¿Por qué hace todo esto por mí?- preguntó el rubio, aún molesto con Kuroro.

-Porque te ama y se preocupa por ti. ¿Qué sucede, porqué sientes rencor contra él?

-Es un asesino, acabó con mi familia, con mi tribu- respondió automáticamente

-Kurapika, mírame - el muchacho tomó su rostro entre sus manos -Yo estoy bien,y créeme la tribu está bien. Y no lo estaríamos sin la ayuda de Ryuseigai. Tuviste una terrible pesadilla, esto es la realidad. Todo está bien.

El joven rubio lo veía a los ojos, esos ojos castaños que hablaban con tanta seguridad y empatía. Pero se sentía como si algo estuviera mal.

-¿te convencería si hiciéramos una visita a tus padres?- esas palabras habían iluminado completamente su rostro sombrío y asintió.

Le invadió una gran nostalgia por ver a sus padres, parecía que había pasado una vida entera desde la última vez que lo había visto.

-Esta decidido, iremos a Ryuseigai.

Pasaron unos días antes de que pudieran llegar a la ansiada ciudad. Y en verdad era una ciudad mucho más diferente de la que había visto en fotografías.

Por supuesto la mayor parte era todavía basura, pero de alguna forma habían logrado hacer campos de cultivos, haciendo crecer la flora y fauna del lugar. La gente parecía vivir en casas un poco más decentes. Algunos llevaban ropas típicas de kuruta, y otros ropa un poco más común. Aún así se notaban los lazos estrechos entre los ciudadanos y los kuruta.

Pairo guío todo el camino, hasta llegar a lo que sería el hogar del rubio. Ya desde lejos había logrado ver a su madre, tendiendo ropa para que se secara, y a su padre trabajar en el pequeño huerto que tenían.

-¡Kurapika!- gritó su madre alegremente cuando lo observó llegando, corrió hacia él y Kurapika hizo lo mismo. Se sentía tan feliz de ver a su madre después de tantos años. Al mismo tiempo temía que este fuera uno de tantos sueños que tuvo, en los que en cuanto estaba a punto de alcanzarla despertaba. No fue así, no esta vez.

Ella envolvió sus brazos a su alrededor de él, abrazándolo fuertemente, Kurapika le regreso el abrazo. Cuanto había anhelado estar con su madre y su padre una vez más.

-Es extraño que estés tan eufórico, siempre evades mis abrazos o te quejas de que te apreté demasiado-dijo ella aún así muy feliz de ver a su hijo.

-Esta vez no- respondió. Hundiéndose más en sus brazos. A pesar de que ahora era ligeramente más alto que ella.

-¿Qué pasa? Pareciera como si no nos hubieses visto en años.

Estrella Escarlata Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ