Capítulo 27. Selecciones Inusuales

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—Una vez que llame sus nombres deberán poner este sombrero sobre sus cabezas y sentarse en este banco. —Dijo Pomona Sprout con voz suave, mirando a los niños de primer año con ternura—. ¡Abbott, Hannah!

Maggie observaba a la profesora de Herbología con atención mientras la niña que había llamado —de rostro rosado y de trenzas rubias— se sentaba en el banco para ser sorteada a una de las casas. Aún recordaba cuán extraño había sido ver por primera vez a la profesora Sprout sosteniendo aquel sombrero tan peculiar y sorteando a los alumnos de primer año en lugar de su madre. Minerva McGonagall había sido la encargada de aquella tarea desde antes de su nacimiento, por lo que no verla allí junto a los niños aún le resultaba extraño y profundamente doloroso.

—¡HUFFLEPUFF! —Gritó el sombrero. Maggie sonrió un poco al ver la expresión de terror de los niños de primer año al escuchar el grito. Incluso Ariana se veía un poco inquieta entre la multitud.

—¡Bones, Susan!

—¡HUFFLEPUFF! —Exclamó el sombrero de nuevo. Las entrañas de Maggie se contrajeron en cuanto un recuerdo cruzó su mente. Aún recordaba vívidamente el día en que había sido sorteada, con Charlie a su derecha y Dora a su izquierda, los tres mirando al frente con gran valentía.

—¿Y si...?

—Ya les dije que todo estará bien. —Había dicho el pelirrojo, dándose la vuelta para abrazar a ambas niñas—. Mi hermano Bill me dijo que no duele... y Maggie ha visto cómo lo hacen miles de veces, ¿cierto, Hojita? —La pelinegra de nariz pecosa asintió.

—Cierto. —Susurró. Charlie le alborotó el cabello oscuro.

—Vas a estar bien, Maggie. Tus padres te están mirando. —Le dijo.

—Mis padres están muertos. —Respondió la niña con ligera brusquedad mientras elevaba la mirada. Nymphadora le dio un codazo.

—¿Y quién dice que no te están viendo? No están aquí, es verdad, pero apuesto que en donde quiera que estén te están mirando. —Dijo.

—Exacto, gracias Dora. —La joven (quien en aquel momento había decidido llevar el cabello tal y como el de Maggie en su honor) sonrió y le guiñó un ojo. Charlie esbozó una sonrisa juguetona—. Recuerdo muy bien al señor Dumbledore y a su esposa —continuó el pelirrojo, pasando un brazo por los delgados hombros de Maggie—. De seguro están apostando para ver quién adivina en qué casa quedarás.

—No los conocí, pero le apuesto a la señora McGonagall. —Dijo Nymphadora. Maggie recostó su cabeza sobre el hombro de Charlie y la miró a los ojos. Ya habían comenzado a llamar a los niños para sortearlos a sus respectivas casas y ninguno de los tres se había dado cuenta—. Todo el mundo dice que era una mujer increíble.

—Más que increíble. —Repuso Charlie—. ¿Recuerdas aquella Navidad que pasamos juntos, Maggie? Uh, ¡cuánto comimos esa noche! Tu madre nos dejó tomar más galletas de las que debíamos solo por ser Navidad. ¡Fue tan grandioso!

—¡Tu madre era maravillosa, Maggie! —Añadió Nymphadora.

—Jamás habrá alguien más increíble que Minerva McGonagall. —Aseguró el pelirrojo—. Ah, ¡y su padre! Ay... el señor Dumbledore... siempre con sus caramelos... —Maggie soltó una pequeña risita al recordarlo. Sin darse cuenta había comenzado a llorar.

—El mago más poderoso que pudo haber existido. —Dijo Nymphadora mientras le extendía un pequeño pañuelo amarillo que había traído consigo. La pelinegra lo tomó y se secó las lágrimas—. Apuesto que ambos están muy orgullosos de ti, Maggie...

—Yo también lo creo. —Dijo Charlie. Maggie lo miró—. Deben de estar muy muy orgullosos de la maravillosa hija que tienen.

—¡Dumbledore, Margaret! —Llamó la profesora Sprout desde la plataforma. Maggie saltó.

Inmemorables Recuerdos {Harry Potter/MMAD}Where stories live. Discover now