Sin embargo, algo dentro de Jimin se rompió al tener en cuenta que su alfa no lo acompañaría en su primer embarazo. Su pancita no recibiría besos, ni mimos, ni seria tiernamente consentida por Yoongi. No tendría a su alfa para que le cumpliera sus futuros antojos, ni para que lo consolara en sus días de sensibilidad, o lo aguantara en sus días de fastidio. Yoongi no estaría para él, ni para su bebé, y eso le llenaba de angustia.

—¿Me estas escuchando? —oyó, de pronto, el cuestionamiento de Yoongi.

—¿Qué?

El omega había entrado en un estado de desorientación en cuanto a la conversación. Los pensamientos que le habían hecho sentir una enorme pesadumbre hicieron que dejase de prestarle atención al alfa.

—Te revisará un medico —reiteró, tan serio como le fue posible.

—Oh, no hace falta. Estoy bien, sólo... sólo quiero dormir —dijo el rizado, desganado, no logrando disimular la tristeza que ahora lo embargaba. Y aunque lo hubiese logrado, de nada habría servido, pues su amargura ya se sentía en el aire.

—Bebé, por favor, dime qué sucede —el pedido del alfa salió envuelto de preocupación. Este se acercó al omega compasivamente, rodeándole la cintura con los brazos, otorgándole un reconfortante abrazo—... Dime que es lo que tienes...

Jimin no lo soportó más y se largó a llorar con su contraído rostro escondido en el cuello del alfa.

—No q-quiero q-que te v-vallas —sollozó angustiado, mientras las pequeñas gotas saladas huían de sus cristalizados ojos—. No q-quiero que m-me dejes, p-pero tampoco quiero q-que arriesgues t-tu vida q-quedándote aquí.

—Oh, bebé... —Yoongi intensificó el abrazo, sensibilizado, contagiándose por completo de la tristeza de su omega.

—Y-Yo sabía q-que no era b-buena idea que n-nos encariñemos —artículo con dificultad, sorbiéndose los mocos, aferrándose a su alfa como si temiera perderlo en ese preciso momento.

Y Yoongi lo creyó oportuno. Pensó que era el instante perfecto para planteárselo. Quería irse con su omega.

—Jimin —lo llamó, apartándose un poco para mirarlo de frente. Le limpió las lagrimas, acariciándole ambas mejillas con suavidad—. ¿No te gustaría venir conmigo?

El menor palideció. Su llanto se pausó, turbado por aquella pregunta. Se alejo unos pasos, desviando su mirada, sintiendo atónico ante la idea de abandonar por años su país, su pueblo, su hogar, su vida. ¿Qué ocurriría con su madrastra?, ¿la dejaría así no más? ¿y con sus amigos? Fue entonces cuando recordó a Namjoon, tenía que ir a verlo. Debía saber cómo estaba. No podía dejarlo.

—N-No... n-no puedo —musitó, entristecido, reanudando su llanto.

Yoongi tornó su expresión taciturna. Bajó la mirada, asintiendo con melancolía, desilusionado al haber conservado una última chispa de esperanza. Oficialmente, le quedaban tres días junto a su omega.

—Lo s-siento, Yoongi... y-yo...

—Entiendo, no te preocupes —le cortó—. Solo déjame disfrutar de ti estos últimos días que me quedan a tu lado, déjame pasar cada segundo contigo, déjame sentirte hasta que ya no pueda, déjame amarte.

El omega lo miró con sus ojos acuosos, con sus temblorosos labios formando un leve puchero, y asintió, deshaciéndose de aquel espacio entre ellos. Se unió a Yoongi en un tan sentimental y húmedo beso, recargado de una generosa dosis de amor.

—Quiero hacer algo p-por ti antes de que t-te vayas —mencionó el omega muy cerca de los labios ajenos, rozando su nariz con la del otro, mientras sus dedos jugueteaban con los mechones de este.

Sublime Dominacion.  ||Yoonmin|| (Omegaverse)⚠🔞Where stories live. Discover now