Una navidad extrañándose...

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Luego de la visión donde el señor Weasley fue atacado por la serpiente que pertenece a Voldemort, el profesor Dumbledore ordenó a Snape que me diera clases de oclumancia y así saber cómo cerrar mi mente.

Han sido sesiones muy agotadoras, siempre terminó con un dolor de cabeza terrible.

Por suerte, descansaré de esas clases ahora que vienen las vacaciones por Navidad y Año Nuevo. Dos semanas lejos del castillo, las clases, las tareas y Umbridge...

Mañana el tren parte hacia Londres y regresamos el 03 de enero para continuar el curso, en dos semanas no podré ver a Pansy, debo admitir que la extrañaré, su compañía, su risa y esos pequeños roces de nuestras manos de vez en cuando.

Hoy no tocan rondas pero me citó en la Torre de Astronomía para despedirnos, pues en público no podremos hacerlo. Subo las escaleras, al llegar arriba diviso su silueta cerca de la barandilla..

— Hola Potter...— saluda sin siquiera voltear a ver si en verdad soy yo.

— ¿Cómo sabes que era yo?— pregunto interesado.

Tarda unos minutos en responder y cuando lo hace yo ya estoy junto a ella, observó que su mano rodea el colgante que le regalé..

— Por esto...— dice al tiempo que quita su mano, el cuarzo se ha tornado de un verde esmeralda igual a mis ojos.

— No entiendo— le digo esperando una explicación.

— Ni yo, siempre que tú estás cerca de mí la piedra se torna de ese color— dice viéndome a los ojos.

— Vaya, si que es raro, tal vez tendré que pedirle a Sirius que me explique eso.

— Sí, tal vez— dice casi en un murmullo apartando su vista de la mía.
Viendo el paisaje que nos ofrece desde esa altura la Torre de Astronomía, nos quedamos un momento en silencio...

— ¿Dónde pasarás la Navidad?— pregunta la pelinegra.

— Con los Weasley, no me apetece pasar dos semanas con mis tíos— ella asiente— y tú imagino que la pasarás con tus padres.

— No, está vez iremos a la mansión Malfoy— responde seria— para tratar unas modificaciones del contrato matrimonial.

El estómago se me revuelve y la rabia se hace presente, sólo de pensar que el hurón oxigenado ese sí podrá verla, aprieto las manos en puños...

— No quiero hablar de eso ahora— dice y sin esperarmelo se lanza a darme un abrazo.

Cuando salgo de la sorpresa le respondo el abrazo, así de cerca me permito aspirar su aroma... Rosas, huele a rosas...

Se siente tan placentero tenerla así entre mis brazos.

Luego de un rato ella levanta su rostro sin apartarse de mí. Hemos quedado a centímetros el uno del otro...

Sin que ninguno sea conciente de lo que hace, los centímetros que nos separan han desaparecido...

El toque de sus labios con los míos es tímido, suave y tierno...

Ella lleva sus manos a mi cuello donde comienza a acariciar mi cabello, yo envuelvo mis brazos en su cintura y acercarla aún más de lo que ya está...

El beso se torna más intenso cuando ella muerde mi labio... Hay tantos sentimientos en ese beso que no sé explicarlos.

Cuando por falta de aire nos separamos, Pansy junta nuestras frentes respirando agitadamente aún con los ojos cerrados...

TitaniumWhere stories live. Discover now