Parte 4: Despertar

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Desperté gritando y con lágrimas en los ojos. Estaba temblando del miedo. Cuando sentí que trataban de abrir la puerta me hice un ovillo en la cama, no quiera ver quien entraba, ¿que tal si era ella? Pero cuando la puerta se abrió y la que entro fue mi mamá, fue como si hubiera visto un ángel. Salté de la cama, con todo y temblequera, y la abrace, la abrace como nunca antes lo había hecho. Mi madre me sostuvo fuertemente, yo solo lloraba y lloraba, sentía como el corazón de mi madre latía a una velocidad inigualable. Ella solo me reconfortaba, estaba confundida. No debe ser fácil para una madre entrar al cuarto de su hija y encontrarla hecha un manojo de nervios. Mi madre me decía una y otra vez que todo estaba bien, que ya ella estaba ahí conmigo y que no pasaría nada. Me preguntó una y mil veces que había pasado, yo solo lloraba más fuerte. Después de un largo rato, levanté la cabeza, mire a mi madre a los ojos y lo único que pude decir fue:

 - Por favor no te vayas nunca, nunca me dejes por favor. No quiero que te pase nada, prométeme que siempre estarás conmigo.

Ella comenzó a llorar y lo único que pudo hacer fue asentir y luego me abrazó fuertemente. Nos sentamos en mi cama un largo rato, sin hablar, yo abrazada a ella como una niña pequeña en busca de protección, y es que sinceramente, así me sentía. Estuvimos así como por hora y media, luego lo único que de sus labios salió fue un: necesitas ayuda. A lo que yo solo asentí.

Al otro ladoWhere stories live. Discover now