-Si o no. Contesta.

Cogió aire intentando calmarse un poco. Si le decía la verdad sería el fin de su amistad.

-N-No... Eso es una tontería.

-Me lo has dicho mientras dormías. Que me querías.

Con aquello desde luego no contaba. ¿Cómo era tan tonto? Ya no tenía escapatoria.

-¡Vale! ¡Si! ¡Me gustas! ¿¡Y que!?

Mordecai se quedó callado mirando al Rigby. Se envolvieron en un incómodo silencio que duró minutos.

-¿Desde cuando? -Dijo el peliazul rompiendo con el silencio.-

-Años.

El silencio volvió. El moreno estaba a punto de llorar, quería que le tragará la tierra. No sabía como iba a reaccionar su amigo y eso lo preocupaba, pero todos sus miedos se disiparon cuando este le dedicó una sonrisa sincera, de esas que sólo le dedicaba a él. ¿Qué significaba aquello?

-¿Po-Porque sonríes? ¿Te hace gracia?

-No... Es que... Bueno, si que siento algo por ti... No desde hace mucho pero...

-¿Como se que no mientes? A ti te gusta...

-¿Margaret? Nah... Me rechazó hace un par de meses.

-¿Que...? -Rigby no sabía bien que decir, ni que pensar, ni como comportarse.-

-Cuando Margaret me rechazó intenté centrarme en el trabajo... Pero... Ahí estabas tu... -Las mejillas del peliazul se tiñieron de un suave color rojizo.- N-No podía sacarte de mi cabeza y...

Antes de que pudiera terminar, el moreno había posado sus labios sobre los suyos. La cara de Mordecai comenzó a ponerse roja, a juego con la de Rigby. El peliazul sintió que en cualquier momento le explotaría el estomago de tantas mariposas que notaba. Era una sensación indescriptible, ni con Margaret ni con nadie lo había sentido. Se separaron para respirar y se miraron a los ojos. El más bajito estaba nervioso, jugaba con sus dedos intentando no pensar en lo que acababa de hacer, aunque no podía.

-Vamos a casa... -Rápidamente, Mordecai lo cogió del brazo y lo arrastró hasta casa.-

Durante el trayecto Rigby se puso muy nervioso. ¿Para que quería ir a casa? ¿Sentía vergüenza? Quizá el beso no le había gustado y ahora en casa de lo iba a aclarar.... O puede que...

El pensamiento que cruzó su cabeza hizo que se pusiera rojo como un tomate.

El peliazul abrió la puerta de la casa y subieron rápido a la habitación.

-M-Mordecai... ¿Qu-Que vamos a hacer...?

-¿Tu que crees...?

-Pe-Pero... -Fue retrocediendo conforme Mordecai se acercaba a él. Estaba sintiendo un remolino de emociones.-

-Pero que... -Dijo mientras los cogía del mentón y se acercaba peligrosamente a los labios.-

-N-Nada...

-Eso supuse...

El peliazul sonrió de medio lado mientras se mordía el labio inferior. El moreno estaba que no cabía en si.

Mordecai se acercó por fin a sus labios y los besó. Los besó y los saboreó. Lamió suavemente el labio inferior del moreno, pidiendo permiso para entrar en su boca y este con cierta timidez, le dio vía libre. Puso a Rigby contra la pared. Deslizó su mano desde el cuello de su amigo hasta su entrepierna y este gemía en su oído con cada pequeño roce.

-Mo-Mordecai...

-Shh... Déjate llevar...

Empezó repartirle pequeños besos en el cuello. Rigby le dijo al oido que fueran a la cama, y el peliazul, obediente, lo tumbó allí. Se quitaron la ropa mutuamente a la velocidad de la luz. Tanto Mordecai como Rigby se tomaron unos segundos para admirar sus cuerpos. El mas alto estaba fuerte, más de lo que el moreno se había imaginado, y no pudo evitar acariciar su pecho de arriba a abajo. Ambos empezaron a sentir más calor. Mordecai se bajó la ropa interior y la de su amigo, y sin piedad lo abrió de piernas. Se llevó dos dedos a la boca y los lamió, empapandolos de saliva.

-Por favor, no sigas... -Le pidió el moreno, que lo único que quería era que su mejor amigo le ayudara a deshacerse de aquella dolorosa erección.- Hazmelo ya...

-¿Quieres que te lo haga?

-Si joder...

Mordecai sonrió de medio lado mientras introducía dos de sus dedos en su entrada. Rigby se quejó por la incomodidad del principio, pero enseguida los dedos se empezaron a mover en circulos. Creyó que llegaba al cielo cuando ni siquiera se la había metido.

Justo cuando estaba distraído analizando el bello rostro de su amigo, este se la metió sin piedad.

-¡M-Mordecai! -Gimió.-

-No grites... Ah... Si Benson nos oye... Estaremos en problemas...

El moreno asintió aún sabiendo que no se podría contener todo lo que Mordecai quería. El peliazul comenzó a moverse lento, para que se fuera acostumbrando, pero la lujuria corría por sus venas y no tardó demasiado en acelerar el ritmo.

-Ah... Tan estrecho...

Al oír aquello, Rigby se puso rojo de la vergüenza. Notaba como su erección era más y más dolorosa, necesitaba aliviarse. Bajó su mano y comenzó a masturbarse al mismo ritmo con el que el peliazul lo embestía.

-¿Lo estas haciendo pensando en mi? -Le susuró el peliazul al oído.- 

-S-Si... 

Sonrió con perversión. Los gemidos del moreno no eran más bajos, si no que cada vez podía reprimirse menos y gritaba mas alto. Atacó la boca de Rigby sin piedad, besando sus labios, recorriendo toda su boca y callando sus gemidos. 

-M-Mordecai... Me voy a...

-Esperame... -Le sonrió de medio lado.- Por favor.... 

-Date... Ngh... Prisa... 

El mayor aceleró el ritmo, hasta tal punto que su compañero llegó a quejarse de su poca gentileza. Rigby ya no podía aguantar más, iba a correrse, pero Mordecai parecía no quedar satisfecho. Sintió la mano del peliazul que había retomado el movimiento de vaivén en su miembro. Empezó a gemir, esta vez siin reprimirse, en ese momento lo que menos le preocupaba era Benson. Sintió pequeñas descargas recorriendo su columna, al igual que Mordecai. 

-¡¡Ah!! -Gritaron los dos a la vez mientras se corrían.- 

La mano del peliazul quedó llena de aquella sustancia blanquecina, sonrió con sensualidad y lamió su dedo. Se acercó al oido del moreno y le dijo.

-Te quiero, Rigby.

Regular Love [Morby] //yaoi//Where stories live. Discover now