De alguna forma, Yuuri se las ingenió para incapacitar al atacante sin soltar al otro, quien hasta había aprovechado la inesperada cercanía para acurrucársele, y entonces lo peor pasó.
Como resultado de la pelea, la máscara de Yuuri, de un kitsune, se le desajustó y por tener las manos ocupadas no pudo reacomodarla. Así que el extranjero no perdió tiempo y ni tardo ni perezoso, tiró de ella para retirársela, dejando escapar una genuina exclamación de asombro al poder admirar el rostro de Yuuri.
─ ¿Te han dicho que tienes bonitos ojos? ─le preguntó, batiendo sus largas pestañas y deslizando su dedo índice en una suave caricia que fue desde la mejilla hasta los labios de un muy incómodo y desconcertado Yuuri.
En ese punto, Mari decidió que ya era suficiente y decidió intervenir. Por fortuna, el desconocido estaba distraído, así que ella pudo acercarse sin problemas y darle un fuerte golpe que lo dejó inconsciente. Aunque ni así perdió su inusual sonrisa.
─ Tiene la cabeza muy dura. ¡Rompió la empuñadura de mi katana!
─ Debe ser cosa de extranjeros ─opinó Hiroko, con total y absoluta calma─ ¿No lo crees, querido? ─cuestionó a un hombre que se hallaba a poca distancia de ellas, limpiando un rifle con un pañuelo.
─ ¡Hai! ─respondió Toshiya Katsuki, la cabeza de familia, en tono alegre.
─ ¿Lo ves? No sé por qué te molesta tanto ─la reprendió Hiroko, ocupada en servir arroz en un tazón─ Seguramente no fue más que un simple malentendido. Además, tienes otras katanas que puedes usar y si quieres, puedes pedirle a tu padre que la repare. Lo hará con mucho gusto. ¿Verdad, querido?
─ ¡Hai! ─respondió Toshiya, alzando la mano.
─ Pero él vio el rostro de Yuuri ─insistió Mari, sin poder comprender cómo su madre estaba tan tranquila ante el evidente problema─ Si es un enemigo, podría delatarlo. Apuesto a que es un espía. ¿No lo crees, papá?
─ Hai... ─asintió Toshiya, con los ojos cerrados y la mano en la barbilla, en actitud meditabunda.
Por esa razón, Mari decidió que no podían dejarlo marchar y terminaron llevándolo a Yutopia, el onsen negocio familiar, para mantenerlo vigilado hasta que pudiera comprobar quién era y qué hacía en Hasetsu. Y aunque esa labor pareció simple en el comienzo, resultó todo lo contrario. No bien volvió en sí, el prisionero... es decir, el distinguido huésped, como Hiroko se refería a él, pidió ver a Yuuri, refiriéndose a éste como su "valiente ninja". También fue más que obvio que poseía un gran carisma y facilidad de palabra, porque con unos cuantos halagos, una sonrisa y un guiño, se echó a los señores Katsuki a la bolsa, cautivándolos por completo para consternación de Mari.
─ Bueno, yo no creo que sea mala persona ─rebatió Hiroko, acomodando el tazón de arroz en una bandeja, junto a otros platos con una ensalada y un pescado asado. Mari arqueó una ceja.
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Yakuza, Mi amor
Fanfiction-¡Hola, Yakov! ¿A que no sabes qué? Cuando el líder de la Bratva rusa es despertado de madrugada por una llamada de su sucesor, cualquier cosa es posible... incluyendo que Viktor haya sido secuestrado por un grupo de Yakuzas. Agradecimientos a @sag...
Parte 3
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