Jirou soltó una carcajada, dando un paso hacia detrás y cruzándose de brazos. Kaminari le miró con una ceja levantada, bajando el brazo.

—Como se nota que no sabes nada de mujeres.

—El único contacto con una ha sido su madre, no le pidas mucho.

— ¡Eh! ¡Yo entiendo! —Ambos comenzaron a reírse haciendo que él se molestara mucho más.

—Eres el primero que solo se fija en el cuerpo de las mujeres.

—Por eso me preocupo. —Justificó moviendo el papel.

—Kaminari, por mucho que le digas a una chica que ame su cuerpo, si ya no lo hace, va a ser complicado que lo haga. No vayas de Superman, por favor.

Dicho eso, se volvió al final a su sitio, escuchando como el rubio decía su nombre en un hilo de voz. Sero se encogió de hombros y aprovechó también para volver a su sitio, seguido poco después del otro chico, el cual aún tenía la nota en la mano.

Durante las siguientes clases, Kaminari hizo lo más normal en su rutina: no prestar atención a la lección; pero con la ligera diferencia de que estaba escribiendo algo. Jirou pudo ver sobre su hombro que era una lista de nombres, encabezada con el título de "la chica perdida".

Ella tuvo que contenerse para no levantarse y tirarle su pupitre a la cabeza. ¿Qué le pasaba a aquel imbécil? ¿Cómo podía tener las energías de centrarse en algo que hasta él se había quejado en el momento de plantearlo? ¿Por qué quería ahora salvar una vida siendo mister superficial? A veces ni siquiera entendía a su mejor amigo y mucho menos sus prontos.

Pronto supo que era aquella lista a manos de él y no por su propia curiosidad en clase, en la hora del almuerzo justamente, fingiendo que no sabía de la existencia de aquella "creación". En el momento que estaba dando la vuelta a su silla para sentarse cara a cara a Sero, Kaminari decidió plantar aquel papel sobre el pupitre, arrastrando su silla hasta dejarla en mitad del camino.

—He hecho una lista. —dijo sonriente, haciendo que los otros dos fruncieran el ceño.

— ¿Una lista?

El moreno agarró el papel, echándole un vistazo por encima. Al ver que Jirou buscaba la manera de verlo para confirmar lo antes leído, decidió volver a dejarlo sobre la mesa, escuchando un gracias de la boca de ella. Ambos comenzaron a leer todos los nombres que había en el papel, los cuales correspondían a sus compañeras de clase.

—He hecho una lista con los nombres de las chicas de clase. —dijo orgulloso, esbozando una gran sonrisa cerrada.

— ¿Tenemos que darte un premio por escribir los nombres sin preguntar o qué?

—Voy a descubrir quién es esa chica y lo voy a descubrir hoy. —Colocó ambas manos en su cintura, levantando la cabeza con orgullo.

—Bien, ahora come algo. —murmuró ella sacando su bento mientras Sero abría el suyo, ignorando al otro.

—Voy a la cafetería, cuidar mi estudio. —Informó antes de dar media vuelta y salir corriendo hacia aquel lugar.

Jirou se limitó a fruncir el ceño mientras que Sero volvía a mirar a esa lista, soltando una suave carcajada al repasar hasta los pequeños apuntes que había hecho al lado de cada nombre. El idiota era detallista para cada cosa sin sentido que les llegaba a sorprender.

—Falta uno. Te has dado cuenta, ¿verdad? —Sero levantó la mirada por un segundo del papel, viendo como ella echaba la cabeza hacia detrás.

—El mío, lo sé. ¿Por qué no me sorprende que no me vea como una mujer? —Soltó un suspiro antes de volver a bajar la mirada y abrir el bento.

Cuando sepas de mí ; KamijirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora