Una visita al hospital

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Una visita al hospital

Era horrible ver a su madre llorar. Y no sólo lloraba desgarradoramente, también hablaba consigo misma, susurrando cosas que ahora sus hijos no escuchaban. Ailyn les había dicho que fueran a clases, sin embargo, cuando ellos decidieron quedarse junto a ella, no tuvo las fuerzas necesarias para contradecirlos. En vez de eso fue a su habitación y cerró la puerta con seguro. 

Habían pasado más de seis horas. Y los hermanos discutían en la habitación de Angie.

—¿Qué es lo que haremos? —preguntó Angie, mordiéndose las uñas.

Elliott se puso de pie y recorrió el borde de la cama mientras despeinaba su cabello.

—Seré sincero… —Su rostro era serio y enigmático —. No tengo idea qué fue lo que pasó.

Las dos hermanas soltaron un suspiro resignado. Elliott era su mejor opción para que les explicara lo sucedido y les diera palabras de aliento.

—Yo tampoco sé exactamente el motivo de su pelea —continuó Angeline —. Según lo que escuché tiene que ver con… ¿nuestro abuelo? —Fue difícil decir aquello. Abuelo era una palabra que no había existido para ellos en el estricto concepto. Conocían a los papás adoptivos de su padre, sin embargo, los llamaban por sus nombres. Y estaba de sobra decir que tampoco habían conocido a su abuelo materno —. Creo que el verdadero padre de papá asesinó al papá de mamá. —En cuanto lo dijo en voz alta, su cerebro hizo corto circuito. Le empezó a doler la cabeza.

—El abuelo mató al abuelo —dijo Camyl sumida en sus pensamientos.

—¡Camyl, deberías estar dormida! —Le gritó Angie. Ella era pequeña, no debería de estar escuchando discusiones sobre asesinatos, ni mucho menos debería enterarse de cómo su familia se cae a pedazos.

—No puedo dormir —musitó aferrándose al contorsionista cuerpo de Tom, su gato. Éste estuvo los primero minutos tratando de zafarse del agarre, sin embargo, tiempo después se dejó manejar como un muñeco. Tan sólo ronroneaba o gruñía cada vez que le jalaban el pelaje.

—Todo esto es una locura. —El cabello de Elliott estaba hecho un lio —. De ser así, creo que mamá debió estar destrozada cuando se enteró. Es algo obvio que no quisiera decirle nada al respecto a papá.

—Aunque él merecía saber… —Angie intervino, dejando esa frase al aire.

—Sí, claro que sí… pero ponte en sus zapatos, qué tan horrible es saber que tu esposo es el hijo del asesino de tu padre. Creo que la intensión de mamá, más que hacer lo correcto, fue querer olvidar. Olvidar todo y concentrarse en lo que era importante; el amor que sentía hacía papá.

Angie asintió firmemente.

—Tienes razón. El pasado es pasado, ya no hay nada que hacer.

—Pero mamá sigue allá abajo, llorando —Camyl arrugaba su boca, con ganas de unirse al llanto también.

Angie se acercó un poco más para abrazarla. Tom se escandalizó de inmediato, y buscó un nuevo sitio entre las pantorrillas de la menor.

—De lo que me acuerdo, creo que ésta ha sido la peor pelea que han tenido, ¿no te parece? —inquirió Angie a su hermano gemelo.

Elliott seguía de pie. Y asintió.

—Lo resolverán… —De pronto se sintió convencido —. Lo harán, superarán esto como las demás veces, ya verán.

Camyl lo miró con ojos esperanzados.

—¿No se van a divorciar? —Su voz llena de ilusión casi le rompe el corazón a su hermano.

La bizarra familia ClarksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora