‹ 枯萎病 | 破壊 ›

1.5K 292 124
                                    

Lo que habían arreglado para aquella cita realmente no podría considerarse muy fácil, ambos eran de lugares distintos y su punto de encuentro querían hacerlo en un lugar especial para ambos

К сожалению, это изображение не соответствует нашим правилам. Чтобы продолжить публикацию, пожалуйста, удалите изображение или загрузите другое.


Lo que habían arreglado para aquella cita realmente no podría considerarse muy fácil, ambos eran de lugares distintos y su punto de encuentro querían hacerlo en un lugar especial para ambos. Yuta tomaría un vuelo desde Japón y SiCheng uno desde China para ir hacia Seúl y reencontrarse en el vivero en el que estaban en sus viajes astrales.

SiCheng no tenía a nadie allí, ni familia ni amigos, mientras que Yuta contaba con algunos compañeros de primaria con los que se mantenía en contacto. Había vivido ahí por cinco años hasta que su padre pudo encontrar un mejor empleo en su país de origen.

El chino llegó a eso de las cuatro de la mañana y como era muy tarde para buscar algún hotel en el cual quedarse, sacó algunas camperas de su valija y se acostó en un rincón hasta que llegó un guardia a echarlo.
Ya a las seis salió y fue hacia el centro para buscar un hotel cerca, y como aquel lugar era muy turístico no se le complicó demasiado; una vez que fue a su habitación lo único que hizo fue dormir.

Ninguno de los dos podía esperar pacientemente hasta las siete y media de la tarde para verse, Yuta decidió ir a caminar un poco para tomar aire fresco e intentar relajarse y SiCheng fue a tomar un helado mientras hacía algo de turismo.

Ambos pasaron por una florería y se les hizo lindo pensar en llevarle alguna flor al otro, sí, capaz sonaba un poco cliché aquello pero un detalle de más no le hacía daño a nadie.

La hora había llegado y se encontraban más que nerviosos, ya que la cita que harían obviamente no sería de amigos, sino que con un punto romántico que esperaban hacer florecer y llegar a más, cosa que creían posible ya que su relación por ahora había sido muy buena y no veían problemas con el otro.

SiCheng llegó puntual a aquél conocido vivero y Yuta también, pero el chino no veía a nadie y el japones tampoco.
Decidieron esperar por la llegada del otro pero esto nunca ocurrió, las horas pasaban y no veían el rostro de la persona a la que querían ver con tantas ansias.
Yuta dejó las Gladiolas rosas que tenía en sus manos en el banco de piedra beige en donde estaba sentado.
SiCheng dejó los narcisos que tenía en su mano para ponerlas dentro del pocito que había hecho en la tierra.
Ambos se levantaron con el corazón algo destrozado y de forma lenta fueron caminando hasta el lugar donde se alojaban.

Cuando Yuta llegó a la casa de su amigo, DongYoung, lo primero q hizo fue tirarse en el sillón con ganas de llorar como nunca antes.
Nunca creyó poder quedar tan lastimado por un tema amoroso, pero ahí estaba, intentando hablar aunque tuviera un gran nudo en la garganta y un poco de dificultad para respirar mientras intentaba contarle todo desde cero a su amigo, quien con mucha preocupación intentaba hacer de todo para calmarlo.

Del otro lado estaba SiCheng, que al llegar al hotel no daba más, se sentía estúpido y más deprimido que nunca, lo único que hizo fue meterse entre las sábanas y hacerse una bolita para proseguir con el llanto.

Los dos lloraron hasta dormirse y de repente volvieron a despertar, otra vez en aquél vivero durante otra mañana en un Seúl de mentira. Al verse no supieron qué hacer, sentían tantas cosas que no sabían por qué empezar.
Quedaron estáticos en donde estaban para luego empezar a avanzar. Con cada paso que daban se iban calmando, hasta que estuvieron frente a frente y lo que hicieron fue llorar.

—¿Pero por qué lloras? Fue a mi al que dejaste plantado. — Empezó Yuta, mirando hacia el piso intentando, de alguna manera, contener la gran cantidad de lágrimas que quedaban por salir.

—¿De qué hablas? Tú me plantaste a mi, idiota.

Obviamente algo no andaba bien, ninguno había visto al otro allí pero ambos habían ido al mismo lugar.

SiCheng fue el primero en entender, después de leer tantas historias sobre esto e informarse tanto como podía se dio cuenta que sí, fueron el mismo día, a la misma hora y al mismo lugar pero no estaban en la misma realidad. Cada vez que realizaban un viaje astral se formaba un pliegue entre la realidad de SiCheng y Yuta, llevandolos a otra realidad para encontrarse, haciendo que pudieran verse.

Cuando le dijo lo que entendió, se le veía un poco más calmado hasta que los dos se dieron cuenta que nunca podrían verse y esto los destrozaba mucho más que si lo hubieran dejado plantado, esto era mucho peor.

Habían dicho de encontrarse porque querían estar más juntos, sentían algo inexplicable. Sentían que en serio eran los indicados y que se habían encontrado gracias al hermoso destino pero la realidad era tristemente distinta.

Los días pasaban e intentaban asimilar aquel hecho, todavía seguían encontrandose en el vivero aunque ya no era lo mismo, cada vez que se veían recordaban la realidad y eso no les hacía muy felíz. No podían alejarse y superarlo de alguna manera, ellos se hacían bien el uno al otro aunque la relación ya no podía ir a ningún lado, se necesitaban cada vez más.

Sentían la necesidad de verse y, con el paso del tiempo, empezaron a tomar sedantes, más que nada SiCheng. Esto lo llevó a una sobredosis; ya no podía ni caminar concientemente pero él seguía, hasta que su cuerpo no dio más y mientras estaba en un viaje astral, todo se derrumbó y dejó de sentirse vivo.

Seoulmate ; yuwinМесто, где живут истории. Откройте их для себя