Hice una mueca al momento que mi madre me dio un leve golpe en la cabeza, mientras me sobaba mi cabeza mi celular vibró anunciando un mensaje, de inmediato levante mi móvil para leer el mensaje, era de Connor;

Hola Ana, ¿Cómo éstas?

Súper, ultra feliz porque mi hermano acaba
  De llegar ¿nos vemos en clases?


Lo dudó, me voy de viaje hoy.
Nos vemos en dos o tres días…

¿A dónde vas? Debe ser urgente, por que el
gran Connor jamás falta a clases por nada…

Termine de mandar el mensaje y guarde mi celular triste, no vería a mi mejor amigo dos o tres larguísimos días, ¡que estupidez…!

—¡Hey! Ratita ¿Qué pasa?—pregunto Eduard viéndome minuciosamente.

—Nada que deba importarte…—respondí—, ya es tarde mejor me voy, nos vemos luego.

Salí de casa perezosamente, no quiero ir, pero si no voy mamá me querrá comer viva. Camine lentamente hacia la Universidad, iba arrastrando mi mochila por los suelos. Al llegar al casillero, lo abrí y rápidamente otro lo cerró fuertemente, por poco y me baja la mano.

—Wau la escoria esta triste—se burló aquella chica—¡Miren todos! Anita la huerfanita esta triste…

Todos en aquel pasillo me miraron, ya estaba acostumbrada a esto, todos los días era igual, pero hoy no tenía los ánimos para soportarlo, Connor es el único que me logra sacar una sonrisa, además es el que me protege de estos tontos seguidores del príncipe, por que si, el príncipe los envió a molestarme.

—¿Dónde está tu guardaespaldas?—me pregunto Graciela riéndose—a ya sé, de seguro ya se canso de cuidarte y te dejó… típico de los hombres que solo quieren una cosa de las mujeres, obviamente tu ya te entregas te a él.

—Te equívocas, yo no soy tú…

Un gran “Uh” se escuchó, todos se reían de Graciela, en cambio ella moría de furia su cara estaba roja porque no tenía como contraatacar, ya que su líder no estaba.

—Tienes suerte de que Alejandra haya ido de viaje con su novio, por que si no ahora estarías llorando en tú cueva—dicho eso se volteo rápidamente haciendo que su pelo me golpeara la cara.

Las lágrimas se escurrían de mis ojos, ya no soportó que me traten mal, solo por el estúpido del príncipe heredero, él debería pasarla mal no yo, unos minutos después me fui a lavar la cara y entre a clases tarde como siempre, el docente me miro enojado antes de hacer un gesto para que me vaya a sentar.

¡Dios, estas enojado conmigo! Exclame internamente. La única silla vacía era la que estaba de lado el príncipe, me bote en la silla frustrada él solo se reía de mi, seguramente ya le informaron que me puse a llorar en el pasillo. La clase paso sorprendentemente lenta, talvez porque me la pase rayando mi cuaderno en vez de atender, con mala gana nuevamente salí del salón.

—¡Ana Sofía! ¿Por qué me abandonaste en aquella plaza?—reclamo Mely, mi mejor amiga, ella es una de ese dos por ciento que me entiende, y como yo soy una mala amiga me olvide de ella por completo hoy.

—Lo siento, lo siento… me olvide que debíamos encontrarnos, es que mi hermano llegó me hizo enojar luego Connor que me dijo que se fue de viaje…—explique rápidamente.

—Espera… ¿Cómo que Connor se fue de viaje? ¿Justamente cuando íbamos a salir a hacer nuestras protestas?

—Supongo que era más importante ese viaje a ir a la marcha que organizamos.—intente defenderlo, porque Connor jamás nos dejaría así nomás no después de que planeamos mucho este empiezo de rebelión.

—Esperemos que sea eso, porque de lo contrario no volveré a hablar con él, he dicho…—concluyo Mely.

Después de hablar por unos minutos decidí irme a casa, no tenía ánimos de seguir aquí, aparte Eduard debe estar en casa esperando y no se cuando se volverá a ir, quizá hoy mismo o mañana, eso es algo que desconozco. Al llegar a casa entre directamente a subirme sobre él que estaba en el sofá durmiendo.

—Rata bájate…—dijo sin aliento, eso solo causó que ría a grandes carcajadas.

—No eres tan liviana como antes Sofía, bájate y deja que respire—mencionó una voz familiar de mujer. Me di la vuelta para ver quien era, entonces me alegre aún más.

—¡Camila!—exclame corriendo a abrazarla, hace tres años que no la veía, ni hablaba con ella.

—¡Sorpresa!—abrió los brazos y me apartó de su lado, a veces sentía que le daba asco y que me odiaba por todo. Quise preguntarle el porque de su odio. Pero la puerta empezó a sonar, fui a abrir, y encontré a un hombre parado, estaba vestido formal, tenía el pelo castaño ojos color miel, iguales a los míos.

—¿En que lo puedo ayudar?—pregunte mirándolo, pero aparentemente él a mi no, su mirada estaba dentro de mi casa, exactamente en Eduard.

Eduard al verlo también puso una enorme sonrisa en su rostro y aquel individuo me empujó y corrió hacia mi hermano, le dio una abrazo fuerte a lo que Ed también respondió. ¿Quién es esa persona?

Nota:

Espero les guste y voten por la historia.

Si es que aman la historia por favor no se olviden de seguirme en mi perfil de wattpad y de Dreame.

‡Os quiero un montón Dina... ‡

¡SOY UNA PRINCESA!Where stories live. Discover now