CAPÍTULO 1✔

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CAPÍTULO 1
ANA SOFÍA:

El sonido molestó de ese estúpido despertador hizo que brincara de la cama. ¡Santo cielo! Me había olvidado de que hoy habían clases, por eso no estuve alerta de esa alarma, siempre suelo levantarme antes de que suene ese alarma, pero hoy no sucedió así.

—¡Ana hija levántate!—gritó mi madre desde la planta baja de la casa.

Mi casa era de dos pisos, desde fuera pareciera que es fea, sucia y que esta por caerse pero no es así, por dentro todo es de última generación. Con un poco de pereza me levante de aquella cama; cómoda, suave, linda, espaciosa, que me llamaba a gritos “Ana ven, sigue durmiendo.” Negué con la cabeza repetidas veces ¡creo que me estoy volviendo loca!

Me bañe lentamente ya que aun es temprano, me puse una blusa de tirantes violeta, un vaquero negro, mis converses y una chompa igual violeta, un gorro sobre mi cabeza, para evitar enfermarme ya que esta haciendo frío. Baje de las gradas rápidamente.

—¿Cuántas veces te diré que no bajes así las gradas?—reclamó mi madre un poco histérica, es muy normal que sea así.

—Lo siento Má, Buen día te amo—dije abrazándola por la espalda.

—No se que haré contigo, jamás puedo enojarme—mi madre hizo un puchero tierno antes de mandarme a la mesa a desayunar. Ya en el comedor mi madre me advirtió que llegase temprano hoy.

—¿La razón?—pregunte, tenía una grande curiosidad, después de todo mi madre nunca me ha pedido hacer eso.

—Tenemos unas cuantas cositas que debo aclarar contigo—mencionó nerviosa—además habrá una que otra sorpresita…

—¡¿Qué sorpresa?!—exclame efusivamente.

—Si re digo, deja de ser sorpresa hija.

—Bien, intentaré llegar temprano, aunque con Connor, Mely y las gemelas, lo dudo…

Me levante de la mesa después de desayunar cereal con leche, lo típico de mamá es lo mejor que le sale, ella y yo somos iguales, la cocina no es lo nuestro, nunca lo será.

Corrí a la puerta ya que Mely me envió un mensaje “Ana, te espero en la plaza apúrate.” Cogí mi mochila con prisa y salí por la puerta con mi móvil en mano, pero de inmediato choque contra algo suave y duro a la misma ves, levanté la mirada de mi móvil y entonces mi corazón se lleno de regocijo.

—¡Eduard!—chille lanzándome a sus brazos, obligándolo a que me cargue.

Eduard Márquez, mi hermano mayor por cuatro años, él es el que me visita constantemente aunque sus visitas sean cortas aún así amo su compañía.

—¡Basta rata! Pesas un montón, bájate…—suplicó fingiendo que el aire le faltaba.

—¡¿Me estas diciendo gorda?!—exclame furiosa, a lo que él negó rápidamente, pero eso no me impidió empezar a golpearlo por su ofensa.

—¡Suficiente Ana!—dijo entre risas—¿Cómo me recibes así? ¿A mí, a tu hermano favorito, después de no haberlo visto por un año?

De inmediato paré de golpearlo, lo deje pasar a la casa, mi madre sonrió al verlo y de inmediato le dio un gran abrazo.

—¿No llegabas por la noche? —pregunto mi madre a Eduard.

—Si, te dije eso solo a ti. En realidad estaba previsto llegar antes de que mi Ratita se valla a la U.—mencionó tomándome de los cachetes.

Ed siempre me dice Rata, Ratita, y una infinidad de apodos, parece que le encanta hacer que me enoje. ¿Por qué a todos el mundo le gusta hacerme enojar?

—Madre… ¿Él era mi sorpresa?—pregunte mirando de reojo a mi hermano, mi madre no respondió solo sonrió.—¡Que fastidio!

¡SOY UNA PRINCESA!Where stories live. Discover now