Capítulo 9 👨‍👩‍👧

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Melody

Llegamos al hospital durante la madrugada. Brent tuvo la cortesía de traernos para presentarnos personalmente a su madre. Pensé en negarme al principio, pero después evalué qué ventajas podría darme. Quiero saber todo de él para asegurarme de que sus intenciones son buenas. La mejor jugada es mantener cerca al posible enemigo.

No confío en él.

No me importa si me regala cien bolsas de sangre gratis y termina con mi hambre. Le daré las gracias, por supuesto, pero no cambia el hecho de que aún quiero drenarlo. Meredith comparte la misma opinión.

—Cambia esa cara —murmura Axel —. Tu expresión asusta como el infierno.

Jugueteo con mis manos y permanezco sentada en la sala de espera. El olor a antiséptico me pone ansiosa, pero lo bueno es que tranquiliza mi necesidad. La sangre abunda en el hospital.

—Mejor. Él debe recordar que soy una amenaza.

Axel resopla una risotada.

—¿Qué podría tramar Brent? Vive aquí antes de que llegáramos.

—No lo sé —explico —. No olvido nuestra regla principal de no confiar en nadie.

Sus ojos avellanas buscan los míos.

—Yo tampoco, pero dejaré de lado mi guardia a cambio de su ayuda. La sangre y tu bienestar son más importantes.

Mi corazón de piedra se descongela un poquito.

—Buscaremos otro modo de conseguirlo.

—¿Ahora? Lo dudo, puedo verlo en tu cara, Melody. Es un anuncio de que estás a punto de cometer un homicidio muy grave.

Un escalofrío me recorre, pero me niego a darle importancia. Tengo suficiente con mi cabeza imaginando el peor de los escenarios. Meredith es capaz de matar a todos los pacientes de este hospital. Dioses...

—No soy yo. Es ella.

Axel me aprieta la mano.

—Lo sé —dice —. Antes hacía lo que quería porque era más libre, pero ha llegado la hora de enseñarle modales a la dama. Tiene que aprender a comportarse y ser comprensiva. Nos pone en riesgo a todos.

—¿Sabes que es un demonio?

—Eso no quita que le importas, ella entenderá si aprende. Es muy lista y capaz de razonar.

Mi sonrisa regresa con fuerza. Solo él puede hacerme sonreír en los peores momentos.

—Te amo —susurro.

Pasa el pulpar sobre mi labio y se inclina a besarme.

—También te amo —Beso —. Cada parte de ti—Otro beso.

Abro mis labios y me saborea: mi tristeza y mis inseguridades. Nunca creí que encontraría a alguien que me ame tal y como soy, pero mi mundo dio un giro extraordinario con la aparición de Axel Karlsson. A su lado no me avergüenzo de nada. Me acepta con todos mis defectos.

—Disculpen —Una voz suave se aclara la garganta y me aparto con las mejillas ardiendo.

Veo a una mujer vestida con una bata de hospital y el largo cabello rubio oscuro está atado en un moño. Pendientes de perlas cuelgan en sus orejas y sus ojos dorados me hacen reconocerla al instante. Ronda cerca de los cuarenta años. Es la madre de Brent y un cambiante puma.

—Ehh... hola —digo torpemente.

Su sonrisa cálida me tranquiliza y levanta una ceja. Brent tiene la misma expresión divertida.

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⏰ Última actualización: Feb 22 ⏰

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