¿Cómo te sentirías al ocultar tu verdadera forma de ser? ¿Tener que actuar todo el tiempo para que las personas no se decepcionen de ti? ¿El tener que ocultar tus sentimientos? ¿Cómo te sentirías?Seguramente como yo, decepcionado de ti mismo. No es...
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El día después de eso estaba destrozado, y no quería ver a nadie. Lloré durante horas, y el dolor no cesaba, simplemente lo aguantaba. El día después de eso seguía llorando desconsoladamente y sentía que simplemente yo era un imán para la mala suerte, y que nunca encontraría la felicidad. Más días pasaron, días que estuvieron llenos de dolor y soledad para mí. Claire, mi mamá, estaba cada día más preocupada por mi cambio drástico de humor. Mason trató de hablar muchas veces conmigo también, pero yo no le abría la puerta siquiera, quería mantenerme alejado de todo. Simona también estaba preocupada por mí, ya que últimamente no tenía hambre, tenía el corazón partido.
No salía de mi habitación, pasaba toda la noche llorando, y durante las tardes dormía para reponer el sueño que perdía la noche anterior. Estaba agotado, destrozado, triste, confundido, enamorado. Era una mezcla de emociones, y no sabía que sería de mí luego de unos días.
Después de una semana mi forma de pensar cambió totalmente, no podía odiar a Riley por no sentir lo mismo por mí. ¿Entonces, que era lo iba a hacer? Suspiré pesadamente y me quedé viendo por la ventana durante unos minutos. A pesar de todo yo no quería perder a Riley, a pesar de lo mucho que me insultó, porque él me había enseñado lo que era tener un amigo. Yo no tenía el valor suficiente para hablar con Riley. Él era el tipo de persona que prefería perder algo realmente importante antes que pedir perdón, aun sabiendo que estuviese equivocado. ¿Qué podía esperar yo de él? Él no era para nada como los demás chicos, eso lo sabía. Pero entonces, ¿Cómo era él? ¿Lo conocía yo realmente? Al parecer no, por que prefirió su reputación antes que apoyar a su mejor amigo. ¿Lo conocía? No estaba segura, pero no quería perderle.
Estaba tan sumergido en mis pensamientos que ni siquiera escuche la puerta abrirse, era mi mamá nuevamente.
—Cal, ¿Qué te pasa cariño? —dijo mientras se sentaba junto a mi cama—Te he notado raro estas últimas semanas.
—Me pasa lo que a cualquier chico de mi edad —dije suspirando.
—A los chicos de tu edad le pasan muchas cosas... —dijo mi mamá frunciendo el ceño.
—Me enamoré, mamá —dije sonrojándome. A mi mamá se le iluminó el rostro, de seguro había pensado que andaba en las drogas.
—¿Quién es la chica, cariño? —preguntó mi mamá.
Ouch mamá. No es ella, si no él.
Era el momento de contarle, ya todos en el cole lo sabían ¿por qué tendría que ocultárselo a ella?
—Me enamoré de un chico, mamá —dije bajando el rostro.
Mi mamá se sorprendió, pero en vez de decir algo ofensivo al respecto me abrazó.
—¿Y él lo sabe? —me preguntó esbozando una sonrisa.
