Monday Blues

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El sonido de la ruidosa alarma despertó al muy cansado pelinegro quien gimió molesto mientras manoteaba por todo su escritorio sin alcanzar su objetivo. El reloj rojo seguía bailando fuera de su alcance con su ruidosa alarma, hasta que molesto se movió lo suficiente para apagar aquella máquina de tortura para sus oídos. Él normalmente no era del tipo perezoso, al contrario, mostraba mucha energía aunque de una forma muy disumulada a comparación de sus amigos, pero ese día era diferente. Pero sentía que su cuerpo pesaba toneladas, y sin preocupaciones en ese momento, se acobijó en su cómoda cama para dormir unos momentos más.

—Solo cinco minutos más... —Se dijo así mismo mientras se acomodaba nuevamente en la cama. Estaba tan cómodo y tranquilo...

Hasta que el estruendoso sonido de la puerta abriéndose lo hizo suspirar de frustración mientras murmuraba por lo bajo, por lo que metió su cabeza bajo su manta justo en el momento que su madre entraba a su habitación y abría las cortinas, mostrando los primeros rayos de luz del nuevo día. El nuevo día que le indicaba sonriente que era lunes, el maldito lunes, el inicio de otra semana. Su madre se acercó hacia su cama y mientras negaba con su ceño levemente fruncido, quitó la manta que cubria a su hijo y este volvió a gemir molesto.

—Lee Jeno ¡Levántate ahora mismo y vete a duchar! ¡Estas apestando! ¡Te dije que era mala idea ir con Yoonoh a la fiesta! ¡Ah! pero el jovencito...

El mencionado rodó en su cama por un instante, luchando sobre si seguir durmiendo en su cómoda cama o escuchar a su madre reclamarle sobre sus malas y fáciles decisiones de adolescente, hasta que desistió sabiendo que sería una guerra perdida y terminó incorporándose en su cama, que con cabello desprolijo, ojos aún cerrados y un pequeño rastro de saliva en su mejilla derecha, se talló los ojos para aclara su vista y darle una tierna sonrisa de ojos a su madre quien bufo y salió de la habitación para dejarlo solo. Bufo y arrastrado los pies el pelinegro se dirigió a su baño para acatar las órdenes de su madre.

«Cómo siempre mi madre tenía razón, no debí acompañar a Yoonoh a la fiesta de Yuqi, Dios, fue una pésima idea». Se decía así mismo mientras se duchaba, algo molesto consigo mismo... «Aunque, la verdad es que si me divertí, un pequeño riesgo no hace daño de ves en cuando». Pero se rió de aquel pensamiento mientras recordaba los sucesos de la noche anterior.

Ya más despierto y con el cuerpo más relajado, iba saliendo de la ducha cuando se fijó en la hora, no era que se tardará mucho en la ducha, simplemente es que en ocasiones se perdía mucho en sus pensamientos que perdía noción de su tiempo y espacio reales y tendía a no notar sus acciones.

7:23, Mierda.

Al ver la hora maldijo, y tomando lo primero que encontró en su closet, se vistió rápidamente y tomó su mochila, en esos momentos estaba contra reloj y sabía que si no tomaba la clase de la profesora Seo está cumpliría su amenaza que le ha dado hacia unas semanas atrás la cual constaba de que si faltaba a sus clases le quitaría su derecho a examen final, y si reprobaba la clase de administración: adiós auto.

Al menos no se cayó cuando iba bajando rápido las escaleras, estaba tan cercas de llegar a la puerta de la entrada cuando...

—¿A dónde vas sin desayunar? —Preguntó su madre desde la puerta del comedor. —¿Sabías que el desayuno es la comida más importante del día? Supongo que no, ya que estás dispuesto a parecer muerto en vida todo el día. —Dijo la mujer mientras se acercaba a la entrada de su hogar y cruzaba sus brazos viendo a su hijo haciendo una mueca.

—A la universidad, como habras podido observar, se me hizo tarde y creo que ti igual —Apuntó al reloj de pared que daba las 7:28 con una pequeña sonrisa mientras que su madre alzaba una ceja sin siquiera ver el dichoso reloj. —¿O acaso no asistirá a clases, Teacher Tiffany?

Sweet Days | nohyuckOnde histórias criam vida. Descubra agora