"Ay, Dios Mío" Estaba Muerta

10 3 0
                                    

No sabía si ese día algo se había movió, sí, no era la primera vez que duraba días sin dormir o noches sin comer, pero por alguna extraña razón aquel vacío se había quedado.

No era el vacío que dejó el poco descanso o el vacío en mi estómago, era un vacío en el alma. Uno que ya conozco bien, ese que te hace querer llorar hasta la saciedad, pero que no te permite más que sacar un par de lágrimas. Ese vacío que te hace querer tener arranques de valentía para salir de este pozo oscuro y triste llamado vida.

Y hablando con sinceridad, constantemente estaba al borde de un ataque de pánico desde ese momento.
Y algunas veces siento que no soporto el peso del miedo, quiero dejarle tragarme, lanzarme a un auto, a un puente, lo que sea, para que ese insesante zumbido pare. Aunque llamarle zumbido suena fácil, porque suena como si hablara de un grillo a la noche, pero no es si yo fuera un grillo y el sonido de mis propios gritos de ayuda me aturdiera hasta doler.

Como estár encerrado durante años, sin poder abrir la boca y querer gritar, pero que la fuerza de ese grito resuene solo dentro de ti, haciéndote resquebrajar, impidiendote respirar. Permitiéndote solamente ver como no puedes hacer nada para cambiar tu fatídico final eterno, vivir.

Y entonces, justo cuando crees que ya no lo soportas, cuando tus órganos están dañados por las vibraciones de tu dolor convertido en gritos internos, justo cuando vas a soltarlo todo y solo entonces, mueres.

Para volver a vivir y repetir la tortura, hasta el fin de los tiempos.

Madame Bovary - Gustave Flaubert

Drink up with me nowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora