Capítulo Veintisiete

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Laín apretó el puño.

— Entienda por favor que yo quiero a Sofí, realmente la quiero y no puedo alejarme de ella. — dijo pasando su mirada más allá de mi madre mirándome a mí— . Estoy consciente de que la forma de querer acercarme a su hija no fue la indicada y reconozco mi error, pero se bien lo que le dijo Tiffany, y se bien que lo que le contó no lo hizo de la manera justa.

— Ella me mostró pruebas Laín, saliste en los periódicos de tu ciudad, te hicieron un juicio. Acosaste a la pobre chica y al final la asesinaste.

Yo solamente estaba parada sin creer lo que escuchaba.

— Señora, yo no la maté, las cosas no pasaron así, no la acosaba tampoco y si, sé que puede haber pruebas, pero bien pudo alterarlas Tiffany solo para perjudicarme, yo no soy el mismo chico de aquel tiempo, yo cambié. Yo amaba a esa chica, ¿por qué habría de asesinarla?

— Lo siento Laín, pero no puedo creer lo que dices, no te quiero volver a ver cerca de mi hija, no quiero que vuelvas a pararte a esta casa, hablaré por la mañana con el Sr. Norbert sobre este asunto y le contare las cosas que Sofí me dijo en un principio sobre ti.

Laín se sobresaltó de inmediato.

— No lo haga por favor, deme la oportunidad de explicarle bien.

— No. Lo siento.

Él estaba desesperado, su mirada se notaba triste, apretó el puño de nuevo y alzó la voz, eso no ayudo mucho pues mi madre solo se alteró.

— Vete de aquí antes de que llame a la policía.

— No debió confiar en Tiffany Señora. — maldijo al aire, me miró por última vez y se alejó de ahí.

En ese momento el Laín que conocíamos se había esfumado, su forma de actuar de hablar y demás cambio por completo, era una persona diferente.

Mi madre cerró la puerta y se me quedó viendo, yo estaba en una especie de trance hasta que pude hablar.

— Cuéntame que fue lo que te dijo esa chica.

Se acercó a mí de nuevo, nos sentamos en el sillón y comenzó.

Por lo que me iba contando mi madre me di cuenta que Laín era un hacker que estuvo en una especie de pandilla y ahí fue donde conoció aquella chica, anduvieron un par de meses y entonces ella decidió dejarlo, fue entonces que Laín la empezó acosar, le mandaba mensajes de diversos números, iba a su casa a altas horas de la noche a pararse bajo su ventana e intentaba buscar un punto débil de ella para que hiciera lo que él quisiera. Llegó un punto en el que la seguía a todas partes vigilando sus movimientos. Ella fue a la policía para pedir una orden de restricción, después de eso Laín no tenía permitido acercársele, pero era tanta la obsesión de él con ella que termino con su vida. Lamentablemente no había suficientes pruebas, pero los de la pandilla apuntaban que había sido Laín.

Algunas cosas eran lo mismo que me había sucedido a mí, pero ya en este punto donde conocía más a Laín dudaba mucho de que hubiese hecho eso.

Cómo mi madre me mencionó me mostró las fotos que Tiffany le había pasado.

— ¿En serio le creíste esto?— miré a mi madre con la ceja levantada.— Puede que Laín si este medio loco pero no creo que eso sea verdad, no lo creo capaz de ir a tal grado de asesinar a alguien. Y bien lo dijo él, las pruebas pueden ser alteradas. — ella no dijo nada solo me sostenía la mirada fijamente. — Ahora bien, si Tiffany sabía eso ¿por qué se hizo su novia? Digo, yo no sería novia de una persona así, sabiendo que asesino a alguien puedo correr riesgos estando a su lado.

— Pero entonces por qué Laín dijo que en algunas cosas quizá tenía razón, por qué se alteró de esa manera. — dijo rápidamente.

— No lo sé...quizá porque lo llamaste asesino, loco, acosador...

— Sea como sea, una verdad o una mentira no te quiero cerca ya de ese chico Sofí. — advirtió.

La miré sin siquiera responderle.

— Sofía prométeme que te alejaras de él.

— Okey. — respondí simplemente.

Subí a mi habitación y revisé mi celular, tenía una cantidad brutal de mensajes de Laín pidiéndome que nos viéramos, ignoré todo, no creía lo que estaba sucediendo, pero de alguna forma tenía que obedecer a mi madre. Hice unos deberes leí un poco, me metí a bañar, apagué el celular y me acosté a dormir.

...

A lo lejos escuchaba que alguien susurraba mi nombre, empecé abrir los ojos lentamente y encontré a Laín frente a mí, iba a lanzar un grito, pero este me tapó la boca.

— Por favor no grites. — dijo retirando la mano despacio.

— ¿Estás loco? ¿Qué es lo que haces aquí? No puedes entrar a media noche, así como si nada.

— Tenemos que hablar.

— No. No tenemos, es mejor que te vayas de aquí.

Me iba a levantar de la cama cuando Laín me tomo del antebrazo, me intenté zafar de su agarre, pero me apretó con más fuerza.

— Ni tu madre ni tu debieron creer lo que les dijo Tiffany....

Antes de que pudiera seguirme diciendo algo más lo interrumpí.

— Ya basta de mentiras Laín. — dije de inmediato.

— Creo que tengo el derecho que me des una oportunidad.

— ¿Una oportunidad de qué?

— Permíteme contarte mi versión de la historia.

N̶O̶ Apto para menoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora