Todo comenzo por un conejo

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Era un adorable conejo rosa. Tom lo había adorado desde el primer instante en que lo vio, pero la pena lo consumió al ver al niño castaño que lo sostenía como si fuera la cosa más valiosa del mundo ¿y sí no le gustaba compartir? ¿o lo trataba mal por su cola y cuernos? No estaba con la confianza para ser tratado mal por él chico más dulce que parecía estar en el parque. Los otros niños habían tirado de su cola con fuerza dejando la adolorida y maltratada. Él castaño no había participado en el atentado en contra suyo, pero tampoco miró a ver a su dirección cuando todo empezó. No solo el conejo le parecía bonito. Él niño era bonito también, con ese cabello castaño parecido al de su padre, esos ojos de color café y ese lunar en su mejilla le parecía lindo.

Su padre le sonrió suave al ver como Tom se ocultaba detrás de su pierna con miedo. acaricio su cabeza intentando calmar su pequeño hijo. Estaban de visita en la tierra mientras su esposa arreglaba algunas cosas en Mewni. La reina Moon planeaba una gran fiesta parea su única y tan adora hija, Star Butterfly, una fiesta a la que claramente no llevaría ha su adorable niño, no estaba en edad para meterse en las políticas idiotas del reino de Mewni. Le dieron ganas de reírse un poco cuando las mejillas del niño se colorearon de un rosa suave al ver reír al adorable chico.

—¿Por qué no le preguntas sí quiere jugar contigo?—le susurro al niño de cabello rosa rojizo con calma haciendo que saliera detrás suyo.

Él pequeño Thomas negó abochornado hundiendo su rostro más en las piernas de su padre intentando calmar sus nervios. No planeaba salir de ese pequeño lugar que era su protección por el momento.

—Entonces, ve a jugar en los columpios—sugirió con dulzura.

Tom obedeció. Salio corriendo con rapidez hasta la caja de arena.  Su padre a veces podía ser demasiado obtuso, sea lo que sea que significara aquello, ¿cómo podía insinuar que él niño del conejo rosa podría jugar con alguien como él? ¡Él era un niño normal! No como él que tenia cuernos, su cabello era de color salmón (como el de su mami, como adoraba el de su mami) y su piel de un extraño color rosa pálido. Jugueteo un rato en la caja de arena fingiendo construir  un castillo realmente imponente mientras su papá hablaba con algunas señoras que pensaban que él era encantador.

Pero todo sucedió demasiado rápido, algunos chicos mayores que él destruyeron su construcción aplastando la con diversión. Miro triste como este quedo hecho un desastre que se desmoronaba por los lados perdiendo la forma que tanto le había costado darle.

—Eres tan feo—se burlo uno de los niños que había arruinado su construcción—y no sabes ni hacer un bonito castillo. Era de esperarse de un niño que no tiene una madre.

—Sí tengo mamá—protesto enojado—y más bonita que la tuya.

—No debe ser una preciosidad si te tuvo a ti—jalaron su cabello con fuerza haciendo que se levantara de donde estaba sentado—te debes parecer a ella, ya que tu papá es normal y estaba hablando con mi mamá. Ustedes deben ser los anormales de la familia.

— Tom cerro los ojos e intento empujar al chico que lo estaba sosteniendo con ayuda de los otros dos chicos—Soy normal, soy como mi papá.

Pero los niños no se detuvieron, ya que la fuerza del pequeño no pudo lograr su cometido. Fue él pequeño quien termino en suelo lleno de arena, con los niños insultando lo mientras intentaban golpearlo, pero solo lograban jalar su cola, su cabello y sus cuernos, le dolía en verdad. Pero no quería comenzar a gritar, debía ser fuerte, su padre enloquecería cuando se diera cuenta de todos los moretones que le había dejado. Pero era preferible que lo hiciera en casa y no en un lugar público o en otra dimensión que no conocía las reglas sobre matar algunas personas.
Explotó cuando ya no aguanto más, su padre se alarmó cuando las intensas llamas alejaron a los niños que le estaban molestado. Eso hubiera Sido suficiente si los niños no hubieran querido insistir en molestarlo.

Pero entre todos ellos, un pequeño castaño que sostenía un conejo de felpa de un gracioso color rosado se abrió camino. Golpeó a los niños en el rostro cuando estos intentaron quitarle el conejito. Uso lo que aprendió de karate para poder defenderse a él y a quién sería su nuevo amigo.
Los brabucones salieron huyendo. Marco se arrodilló a la altura del pequeño niño estaba llorando. Sus tres ojos le parecían adorables de ese tono rojo.

—¿Estás bien?—pregunto cuando él se agachó a su altura y mirando bajar las lágrimas de sus ojos hacia sus mejillas dejando un pequeño rastro—¿Te gustaría tener a mi conejo? Siempre me hace sentir mejor.

Tom limpio sus lágrimas con sus pequeñas manos intentando detenerlas. Pero le dolía su pequeña colita.

—¿En serio, puedo tenerlo?—pregunto entre sollozos estirando la mano para tocar el peluche.

—Es todo tuyo—se lo tendió sin problemas—esos niños no saben que eres lindo. Solo porque sus mamás les dicen que son guapos se creen con el derecho de lastimar al los que son diferentes.

—No soy lindo—negó inocente abrazando al conejo con fuerza—soy un monstruo, tengo cola y orejas—suspiro buscando un refugio en su nuevo juguete—¿No viste lo que hice?

—Yo creo que es genial—Marco tocó su cabeza suavecito—son perdedores. No deberías hacerles caso por no ser tan geniales como tú.

Y Tom sonrió, lo hizo tan grande que cuando Dave llegó. Pensó en tomar al niño y prepararlo para dárselo a comer a los perros del infierno tuvo que detenerse al ver como su hijo le extendía la mano al moreno.

—Es un placer conocerte Marco, soy Tom—la sonrisa de su hijo provocó que sonriera de igual forma—. Gracias por salvarme de esos chicos.

—No es nada Tom, ahora somos amigos.

Esto será Tom. Y Marco es una persona Transexual. Sería Marcia o Turdina. Pero creo que Marcia me gusta más. Se podría considerar un Au en casi totalidad

No es tan fácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora