13. Este bálsamo no cura cicatrices

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13. Este bálsamo no cura cicatrices

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Algunas veces gano,

Y otras veces,

Pongo un circo y me crecen los enanos.

Algunas veces doy con un gusano,

En la fruta del manzano,

Prohibido del padre Adán.

O duermo y dejo la puerta,

De mi habitación abierta,

Por si acaso se te ocurre regresar.

Más raro fue aquel verano,

Que no paró de nevar.

Joaquín Sabina –"Que se llama soledad"

El tiempo seguía pasando.

Era una tarde del caliente verano, los parques estaban hambrientos de niños que no llegaban, el olor a pan dulce y sopa inundaba el ambiente, los arboles esperaban a deshojarse en la siguiente estación, los transeúntes seguían viviendo sus agitadas vidas sin percatarse que un alma había cambiado para siempre. Una exclamación sacó a Taina de sus meditaciones existenciales, un desconocido de baja estatura, calvo en la parte frontal de su cabeza pero con una larga cola de caballo en su espalda. Debía tener algunos treinta tantos ocultos en su sonrisa de superioridad.

—¡Que buena verte Ryuu! —De inmediato su vista pasó hasta la muchacha junto a su amigo, e inspeccionó cada ínfimo detalle en ella— Es un completo placer señorita, mi nombre es Kevin Gardner —se presentó con un japonés machucado, lo cual hizo cuestionarse a la dominicana si su acento con ese idioma era tan horrible como el de él. Taina hizo una reverencia y miró de reojo a Ryuu, este le asintió.

—Taina Caró.

—Eres extranjera igual que yo —emitió tomando asiento junto a Ryuu en la banca.

—Dominicana.

—¡Oh! Debo decir que cuando vi tus fotografías quedé sumamente impresionado. Quería verte personalmente porque a veces las fotos engañan y la modelo no es tan buena en persona como lo es en fotos. Pero tú... Superas las expectativas. —Taina, sin comprender de qué hablaba el hombre de ojos claros que tenía en frente miró al de ojos grises desconcertada.

—Se refiere a las fotos que te hice —explicó—, él es un amigo fotógrafo, las vio y quiso conocerte. —No tenía conocimiento alguno de ello así que se limitó a escuchar.

—Eres muy buena, serás una gran modelo. Como le dije a Ryuu, no es que seas bonito pero una modelo no necesariamente ha de ser hermosa para que proyecte imponencia, al contrario... mientras más extraña sea la belleza...

—Disculpe señor... —Él la interrumpió sonriente

—Llámame Kevin. —En ese momento una par de muchachos, al parecer homosexuales, cruzaron bastante cerca del trío y la falsa sonrisa del hombre se tambaleó cuando los vio incómodo.

—Supongo que Ryuu le habrá explicado mi posición —ignoró la confianza que él estaba tratando de darle—, no soy modelo y tampoco estoy interesada en serlo. Lo hice como un favor para Ryuu, nada más. Fue un juego entre nosotros.

—Te lo dije —añadió este distraído.

—Claro —continúo el hombre con el semblante alegre—, pero no puedes desperdiciar tu talento. Trabajo para una agencia internacional y estoy seguro que ellos estarían bastante interesados en ti. Tú color de piel no es muy apreciado en Japón pero miles de marcas internacionales reclutan modelos de tez morena, entre tú y yo, es lo que está de moda.

20 años, cosidos a retazos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora