—Pero Tsuna-nii, yo quiero jugar no entrenar...— y su lindo rostro puchero enterneció a Tsuna, quién sonrió ante la acción del niño. Era fácil adivinar que Lambo lo único que quería era jugar, (aunque por dentro) desea ser fuerte para ser de ayuda a su hermano mayor.

—Lo sé...— admitió— Entonces... ¿Que quieres jugar?, y nada físico por ahora.

—¿Que quieres decir con que Nitasho ha sido eliminado?— dijo el gemelo mayor Hiroki.

—Segun mi información mi señor, hace tan solo un día, fueron machacados por un fuerza desconocida— informó un hombre de unos treinta y algo, de pie tímido y nervioso bajo la mirada de los gemelos.

—Debieron haber sido ellos— mencionó su gemelo menor, Haruki.

—¿Como rayos podrían haber pasado de Japón a Italia en tan poco tiempo?— preguntó sintiendose tonto ante una pregunta que podría haber sido resuelta, pero no para esos malditos Circos.

—Ni idea...— resopló el menor, con la mano en la cabeza. El mayor dolor de cabeza que está causando solo hace que tenga ganas por eliminar a esos bastardos.

—¿Algo más por informar?

—Si señor... —respondio incómodamente— hubo 10 mujeres asesinadas. Entre ellos... Cinco niños son involucrados.

—La "mala suerte" se escucha muy a menudo en mi cabeza, ¿No crees?

—Eso parece mi señor— respondió.

—Puedes irte— le tiró una bolsa de dinero —Si hay alguna información revelante con el tema de "Circo", no dudes en venir aquí, te pagaremos más, ¡ahora largo!

—Sí señor— y se marchó espavorido.

—Ire a informar de eso a Papá— dijo el mayor.

—Ok— aceptó. Una mueca posó en el rostro del menor, al recibir un dolor en la cabeza — me iré a dormir, solo Dios sabe que necesitó pegar los ojos.

—Esta bien

Ambos se separaron en el pasillo, y cada uno se marcharon a su destino.
Uno con el dolor de la cabeza, el otro, con las ganas de matar a alguien.

En el despacho de Nono, por primera vez se había llenado de espacio. Antiguamente, solo se llenaba en situaciónes críticas o en su momento, cuando había guerras sangrientas bajo tierra. Pero por primera vez se reunían tranquilamente, y no precisamente por urgencia o por guerras.

Nono que parecía estar más cansado de lo normal, estaba sentado en la mesa principal, mientras a su alrededor, estaban sus guardianes. Al fondo se encontraba reunido todos los arcobalenos, incluyendo Yuni.

—¿Y bien...?— la voz grave, rasposa y demandante resonó en aquel pequeño despacho. —¿Que es lo que sabemos de la información que nos dio Tsunayoshi?— preguntó.

—Nada— la voz de un infante fue lo que se escuchó en su respuesta.

—Entonces como...— dijo el tercer guardián de Nono.

—Ni idea...— volvió a responder el mismo infante.

—Pero es posible que el baka-Byakko, sepa algo. Tenía cara de saber todo— mencionó Skull, por primera serio.

No hubo contestación, en su lugar, se instaló un silenció sepulcral. Nadie dijo nada, un simple silenció incómodo llenaba de malestar a todos, que odiaban la tensión en el aire. Sin embargo, fue Yuni quién decidió romper el aire.

—Tal vez nunca hubo registro sobre ello— opinó Yuni, sorprendíendo a los demás.

—¿Que quieres decir?— preguntó sin entender Lal Mirch.

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