El amor nos hace miserables, nos lleva a vivir en la agonía y el dolor; nos lleva a depender de una persona la cual en algún punto terminará por herirnos y de esa forma, haciendonos sentir lo peor del mundo.
¿Quién necesita del amor cuando hay más cosas para disfrutar?
Jaehyun no necesita el amor. El amor no necesita a Jaehyun.
Según Jaehyun, el amor fue creado para los débiles, los que necesitan vivir bajo la sombra de una persona y no son capaces de seguir por si mismos. En sus 23 años de vida nunca ha necesitado una "pareja", jamás ha necesitado una atadura amorosa.
Comprometerse, fidelidad, seriedad. Esas son palabras que no se encuentran en su vocabulario.
La historia comienza en una fecha cualquiera, una noche, en un club de la ciudad.
De eso se basan sus noches; clubes, bares, chicas por aquí, chicos por allá. Todo lo que encuentre es mucho y lo que pueda quedarse para siempre no sirve de nada.
A Jaehyun le encanta jugar, sus juguetes favoritos son las personas y disfruta más cuando estas están dispuestas a seguir con la partida.
Otro juego, otra noche, una nueva víctima. Algunas de ellas lo siguen por semanas hasta que se vuelven insoportables y llega la hora de desecharlas.
La gente sabe como es el chico, y siempre tienen el atrevimiento de meterse en su juego, pero ¿cómo no? Si para la mayoría estar bajo las garras del muchacho es dar un paseo por el cielo y luego caer en picada hacia el infierno. Es como sentir el suave tacto de un dios y luego el fuego de un diablo. Es el punto entre lo bueno y lo malo.
En esa noche, quizás madrugada, Jaehyun no sabe que hora es, no lo puede decir con exactitud. Entre el sudor de la gente y la fuerte música, entre el alcohol y las drogas, Jaehyun necesita un ángel, ama jugar con ellos, llevando así una dulce venganza de parte de los demonios.
Divisa a lo lejos su víctima, luce tal y como le gustan. Se acerca a él, poco a poco y el chico lo mira. Tiene facciones finas, su cabello lo lleva castaño y sus jeanes de cuero son como un festin ante sus ojos.
El chico parece querer lo mismo que él, sus sentidos lo demuestran, lo pide a gritos y Jaehyun da su paso. En un abrir y cerrar de ojos lo tiene justo donde lo quiere, sí, sus labios saben a cereza y alcohol. Jaehyun odia su sabor pero en el muchacho se hacen tolerables. El chico le susurra su nombre, "Taeyong", a Jaehyun eso es lo que menos le interesa.
Su cometido es ya un hecho, y bajo las mantas hace suyo al castaño. El frío de la habitación los envuelve y el sudor de sus cuerpos hace música para sus oídos. El sabor amargo y dulce del cuerpo de Taeyong encanta a Jaehyun.
Justo era lo que él necesitaba.
Entonces el alba se asoma por la ventana y Jaehyun ve que es hora de marcharse.
— ¿te podré ver de nuevo?— pregunta el muchacho. Jaehyun asiente, no será un problema tener otro momento de esos él.
—Esta bien.—responde, buscando entre los bolsillos de su pantalón un pedazo de papel o tarjeta para anotar allí su número de teléfono. El chico lo acepta sonriente y Jaehyun deja por fin la habitación.
Entonces Taeyong se vuelve constante en su vida y se vuelve su juego favorito. El chico parece no notarlo y YoonOh no se esfuerza en hacérselo saber. Es un festin de dioses, pero Jaehyun no está satisfecho solo con tenerlo a él.
Taeyong le sonrie mucho y lo toma de la mano. YoonOh odia ese toque juguetón, odia que el muchacho quiera caminar de esa manera por la calle.
Taeyong cree en el amor, en el "felices para siempre" y el compromiso es algo que tiene en mente. Jaehyun siente pena, el amor es un juego y las personas son juguetes destinados a ser desechados cuando la partida llegue a su fin.
Pasa el primer mes, y Jaehyun siente que es momento de desechar aquel juguete. Ya el juego le es aburrido y los sentimientos del mayor le son atosigantes.
El chico solo piensa en flores y chocolates; Jaehyun odia el olor de las flores y el sabor a chocolate.
—Podríamos ir al cine esta noche.— propone Taeyong una mañana.
—Estaré ocupado.— contesta, buscando su ropa para salir de esa recamara donde siente que le hace falta el aire.
—¿Y qué harás?
—Iré al bar
—¿Puedo ir contigo?
—Puedes hacer lo que quieras, es un mundo libre.—dice, tosco antes de salir del lugar.
En la noche, Taeyong lo encuentra junto a una muchacha de extraña procedencia, Jaehyun no le pregunto el nombre ¿seria necesario? No lo creía.
Entonces el castaño exige una explicación y YoonOh ignora sus súplicas, no le debe nada a nadie.
—¿Por qué lo haces?— pregunta Taeyong, y en su voz hay enojo y lágrimas.
—¿Qué hago?—dice Jaehyun, sin vergüenza, sin prudencia.
—Creí que estábamos bien... Creí que querías algo, que estábamos bien. —su voz tiembla y mira al contrario con súplica.
—¿Crees que buscaría pareja en un bar? ¿Alguien que se acuesta con el primer aparecido?—responde gélida mente, soltando una risa.—los bares no son el mejor lugar para encontrar amores pero si juguetes.
Y como otra noche, otro juego llega a su fin, un juego con un ángel, donde el demonio salió victorioso de nuevo, eso cree Jaehyun.
Otro juego empieza y no sabe si la persona es blanco o negro, Taeyong era blanco, eso lo hizo más fácil.
Pero, independiente del color sabe que el ganador de la partida será él, así era siempre, y así lo seguiría siendo.
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Play - GAME OVER. [Jaeyong]
Short Story"Él no necesita del amor. El amor no lo necesita a él. Somos un juego donde el más fuerte es el ganador."
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