Capítulo 10

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Maldita sea.

- ¿Él?. - Dice Micaela aturdida.

- Si, princesa. - ¿En serio? ¿Princesa?.- ¿Qué pasa?

- No, nada papi. - ¿Papi? Ruedo los ojos al escuchar eso. - Hola, soy Micaela. - Dice tendiéndome la mano inocentemente.

¿Qué coño?

Con bastante esfuerzo le sonrío educadamente. - Hola, soy Chris Evans. - Lucho para sonar lo más formal posible.

- Oh, ¿Cómo el actor?- ¿Por qué la gente no supera eso?

- Sí.

¿Ésta niñata es a quien debo proteger?

Maldita sea.

He luchado para sacármela de la cabeza y se vuelve a aparecer en mi camino. Y más encima debo estar siempre con ella. Joder, que fastidio. ¿Y si renuncio? Sí, debería hacerlo. Ya he tenido suficiente con ella como para estar soportando más. Abro la boca dispuesto a renunciar e irme de esta mierda pero algo me silencia.

Evans, cálmate. Son tres mil dólares los que te pagarán por cuidarla.

¿Pero los valdrá?

****

- ¿Por qué eres mi guardaespaldas?

- Créeme nena, si hubiese sabido que eras tú a quien debo cuidar, nunca hubiese aceptado.

- Entonces renuncia. - Ella se cruza de brazos.

- No tienes ni idea de cuánto quiero pero no puedo. - Alzo la voz molesto.

- ¿Por qué no?- Alza una ceja y entrecierra los ojos.

- Porque... - Me interrumpo. No tengo que estar dando explicaciones a niñatas. - No tienes por qué saber.

- Sí, si tengo.

- Pues lamento decepcionarte, cariño.

- ¡Deja de decirme así!. - Ella protesta. Mía cuando tenía 5 años era más madura.

Pongo los ojos en blanco. - Mira, "princesa". Hagamos esto fácil y no nos hablemos, ¿Sí?

- Bien. - Ella me da la espalda y sube las escaleras. Decido quedarme en dónde estoy, porque ¡Vamos, está en su casa! Aquí no pasará nada.

- ¿Qué haces ahí parado? ¡Síguela!. - La voz de Robert me sorprende, lo miro y él me señala las escaleras.

- Está en su casa... - Robert me interrumpe.

- Síguela. Espera afuera de su habitación. - Me grita molesto. Imbécil.

Subo las escaleras furioso y decido ir a la habitación de Micaela pero al llegar a la planta de arriba, me detengo. Esto podría ser fácil un maldito hotel, hay alrededor de 10 habitaciones y sólo es el primer piso. Mierda, ¿Cuál es su habitación?. Decido quedarme de pie en donde estoy, no tengo ni idea de cuál es su habitación y no quiero revisar puerta por puerta. Luego de una hora parado decido sentarme en el piso. Que aburrido es esto. Cojo mi teléfono y empiezo a jugar algo en él.

- ¿Qué haces ahí sentado?. - La voz de Micaela me obliga a alzar la vista. - Vamos, levántate, voy a salir.

No puedo oír lo que dice porque su belleza me deja pasmado. Se sigue viendo igual desde la última vez. Esta chica es hermosa con todas sus letras. Lleva puesto una falda que me permite observar sus largas piernas pero me obligo a desviar la mirada. Parezco pedófilo. Me levanto y la sigo. ¿Por qué tiene que tener 18 años? Joder, es una niña. Salimos de la casa y Michael nos espera a ambos con otro señor más. Según dice ser, es el chófer. Entro en el asiento de copiloto; regla número 10: Nunca te sientes junto a la joven. Pongo los ojos en blanco, estúpidas reglas y maldita niñata. La chiquilla pide que pasemos por la casa un tal Nick. ¿De dónde se me hace conocido el nombre?. Mierda, es el novio. Imbécil, es el estúpido que la trata mal. Mierda si él ve que soy su guardaespaldas pensará lo peor. Bueh, a mi qué. Es su maldito problema lo que piense. La chiquilla pide que detengan el auto y que el chófer salga, ¿Y ahora qué?.

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