Capítulo 6. Un poco de charla.

7.2K 964 70
                                    

—.—

Cuando te enteras de que un niño está haciendo el trabajo de un adulto suele haber ciertas reacciones. Desde el escepticismo, al asombro. También están los sentimientos de culpa o justicia.

"Un niño de 10 años no debería estar trabajando". Eran los comentarios más hablados.

Después de firmar el contrato cada semana se le asignaba de uno a tres pacientes. Parece que querían comprobar el límite de sus capacidades por lo que cada vez la complejidad iba aumentando.

Cada semana también recibía una inspección de medimagos para asegurarse que los tratamientos que hacía no lo perjudican de ninguna manera. Harry tuvo que debilitar su núcleo mágico para que no sobresaliera demasiado, sólo un poco más grande que el de los otros niños pero con una capacidad regenerativa mucho mayor.

Siempre iba a San Mugo para atender a sus pacientes así que sus salidas de casa se multiplicaron tanto que ya es incapaz de contarlas, aunque sus salidas fuera de estas dos ubicaciones siguen siendo escasas.

Lo peor que tuvo que tratar en su primer medio año fue un Auror que se le amputó el brazo en una redada o algo así. No le quisieron decir mucho, fue un caso de urgencia, incluso lo despertaron por la noche pues la maldición lo hacía sangrar sin parar. Después de deshacer la maldición se tomó un tiempo extra para hacer que el brazo amputado se uniera de nuevo al hombre.

La mayoría son de personas enfermas o accidentes de magia, de vez en cuando llega alguien con quemaduras de pociones o hasta fracturas simples. Muchos de las casos se pueden atender y curar con pociones o hechizos de forma normal, pero al parecer era lo más que iba a conseguir.

Claro que entonces empezaron a llegar casos más graves, de personas tratando de crear hechizos, ataques de criaturas mágicas desconocidas, maldiciones y enfermedades al parecer incurables. Para este punto tuvo que empezar a llevar siempre con él algunas pociones o menjurjes parecidos al que le dió a Abraxas Malfoy.

En este punto ya tenía 10 años y medio.

Las personas se dieron cuenta que Harry no era ningún fraude ni exageración de los medios y pronto las peticiones para curar a alguien empezaron a llegar de todas partes. Claro que esto estaba recién empezando.

—Si fuera al mundo muggle en definitiva sería un gran fenómeno —comentó mirando un artículo recién escrito en el periódico sobre él.
—Si cualquier mago fuera al mundo muggle se convertiría en un fenómeno —respondió su madre sirviendo un plato con fruta.

Es curioso como le cuentan de vez en cuando sobre el mundo muggle pero no salido nunca, uno pensaría que era más seguro considerando que no muchos sangre pura viajan al mundo muggle. Pero bueno, en realidad tampoco es que lo saquen mucho de casa.

—¿Tenemos familia en el mundo muggle?. —Hace tiempo le habían contado sobre que su madre es una nacida de muggles, aunque en realidad nunca ha escuchado una sola palabra sobre Petunia. ¿Los cambios afectaron eso también?.
—Emmm... —Su madre se puso tensa por la repentina pregunta y puso su vista fija en él antes de contestar. —Tengo una hermana, aunque posiblemente no recuerde quien soy.
—¿Qué quieres decir?. —Su mente recordó por reflejo a Hermione.
—Un año después de tenerte decidimos que era demasiado peligroso que ella recordara el mundo mágico. —La vi apretando los puños y vi sus ojos llenarse de tristeza. Nunca había sido consciente de lo que Petunia representaba para su madre, aún con todos los problemas, seguía siendo su hermana.

—¿Entonces le borraste la memoria?.
—Sí... —contestó a Harry y después murmuró de forma casi inaudible—. Creo que es más feliz ahora.

El niño de la destrucción.Where stories live. Discover now