(32) No quiero escuchar un no

Start from the beginning
                                    

“Te veo luego entonces.  No llegues tarde.  Nos vemos a las siete.”

“Así será, no lo dudes.  Te amo Isabella.”

“Nos vemos luego Ezequiel” le respondí colgando el teléfono.

Quería llevar las cosas poco a poco.  Le permitiría volver a mi vida, pero no le pondría mi corazón en sus manos así de fácil.

Entré a la casa para ser sorprendida por Angélica, quien casi daba saltos de alegría.

“Qué te dijo?” preguntó ella llena de emoción.

“Que estará allí.  Solo necesito que me hagas un favor.”

“El que quieras Isabella.”

“Podrás llamarlo luego y darle la dirección?”

“No llegarás con él?” preguntó ella un poco extrañada.

“Primero, no sé donde es la fiesta.  Segundo, yo salgo de aquí con ustedes, a él, lo veo allá.”

“De acuerdo.  Qué piensas vestir? “

“No sé Angélica.  No tengo la mínima idea.”

“Pues comencemos la búsqueda.  Hace tiempo ese hombre no te ve y tienes que impresionarlo.  Si no me agrada nada de lo que tienes aquí, serás mi víctima y saldremos de compras.”

“Angélica, por favor, no me tortures así.”

“Es una ocasión que lo amerita.”

Creo que fue una mala idea la de incluir a Angélica en este plan.  No me salvaría de ella ni por un instante.  Solo espero que consiga en mi armario algo que sea de su agrado, porque no tengo deseos de salir de compras, mucho menos con ella.  Ella y Celeste son idénticas.

Según se iba acercando la hora para que Adrián y Angélica me recogieran, los nervios iban creciendo.  Mi mente pensaba en miles de cosas para decirle, pero ninguna parecía la correcta.  Cómo reaccionaría al verme así?

Para mi suerte, Angélica consiguió un traje de su agrado;  coincidía con su opción.  Esta se aseguró de darme instrucciones para arreglarme el cabello y maquillarme. 

Llegó la hora y Adrián fue muy puntual.  Kendra se quedaría con sus otros abuelos, porque, según Angélica, buscaría algún pretexto para quedarme a cuidar a mi sobrina y no salir.  Esa mujer me conoce muy bien.

Una vez bajamos del auto, quedé asombrada de la cantidad de personas que se encontraban allí.  Caminé con Adrián por un rato, mientras Angélica hablaba con unas amigas.  Nos detuvimos en el patio, cerca de unos árboles, y nos sentamos en unos bancos debajo de estos.

“Piensas irte a vivir sola con el bebé?” preguntó Adrián tomándome por sorpresa.

“Aun no sé Adrián.  Quiero tener mi espacio; pero no sé si esté preparada para estar yo sola con el bebé” le respondí.

“Tal vez, lo mejor sería que te quedes con papá y mamá.  Después de todo, allí hay espacio suficiente para ambos.”

“No he pensado en nada aun Adrián.  Han pasado muchas cosas que todavía estoy procesando” le dije admirando el hermoso patio a mi alrededor.

“Es que, no te molestes conmigo, pero lo hiciste en grande.  Aun no puedo creer que todo esto esté sucediendo.”

“Sé que no lo hice bien Adrián y creo que ya te pedí disculpas.  Además, he sufrido mucho, estoy pagando lo que hice” le dije molesta.

“Te dije que no te molestaras chiquita.  Entre tú y yo, todo está bien. No quiero arruinarlo de nuevo, solo era una observación.  Después de todo, si eso no hubiese sucedido, este campeón no estuviese aquí” fueron las palabras de mi hermano mientras ponía sus manos sobre mi vientre.

“Lo sé Adrián, discúlpame por contestarte así.”

“No hay problema, sabes que siempre te voy a amar, mi hermanita” me respondió riendo y enfatizando la última palabra.

“Yo creo que ya no soy tan pequeña” le dije riendo.

Angélica llegó donde nosotros y se sentó en las piernas de Adrián; dándole un tierno beso en los labios.  Sentí una pequeña envidia correr por mi alma; por qué nunca pude tener una relación tan hermosa como la de ellos?  O como la de Adrianna?

“Has pensado en nombres para el campeón?” preguntó Angélica.  Definitivamente, campeón, era oficialmente su apodo.

“He pensado en varios, aunque estoy totalmente inclinada por Diego.  Todo depende.”

“Depende de qué?  Ese nombre está perfecto!” continuó Angélica con su interrogatorio.

“De Ezequiel? “ preguntó Adrián mostrándose molesto.

“Por qué la actitud mi amor?” le preguntó Angélica.

“Prefiero no comentar” le respondió él. 

“Pero si ya arreglamos las cosas.  Qué sucede Adrián?” le pregunté intrigada.

“Tú y yo arreglamos las cosas.  Eres mi hermana y te amo, también adoro a mi sobrino.  Pero Ezequiel era mi mejor amigo y me traicionó.”

“Amor, no digas eso.  Yo sé que podrán arreglar las cosas” le dijo Angélica tomando el rostro de su esposo entre sus manos.

“Adrián, independientemente lo que pueda suceder entre Ezequiel y yo, recuerda que él es el padre de tu sobrino.  Nada cambiará eso” le dije notando dolor en los ojos de Adrián.

“Si él era el que siempre te cuidaba, el que te defendía cuando yo te molestaba.  A quien todos te confiábamos.  El destruyó todo eso.”

“Adrián, recuerda que para llegar a donde estamos, se necesitó el consentimiento de ambos.  Yo soy igual de culpable.”

“Isabella, es diferente.  Su deber era velar de ti, no aprovecharse.”

“Adrián, por favor, vamos a cambiar el tema.  Vinimos a pasarla bien, para esta discusión habrá tiempo” le dije preocupada pensando en que Ezequiel haría acto de presencia muy pronto.

“Isabella tiene razón, mi vida” Angélica le dijo y volvió a besarlo.

“Voy por algo de tomar” decía yo mientras me levantaba; me sentía que sobraba allí en esos momentos.

“Te acompaño?” preguntó Adrián.

“No te preocupes, quédate con Angélica.  Regreso enseguida” fue mi respuesta comenzando a dar pasos.

Caminé hasta la cocina de aquel lugar, saludando a varios rostros conocidos en mi paso.  Tomé la botella de agua de una de las neveras y comencé a caminar en dirección hacia mi hermano y su esposa.  Miré mi reloj, veinte minutos aun faltaban para la hora en que había citado a Ezequiel.

*****************************************************************************

Por favor, no me odien *de rodillas suplicando* Les juro que en próximo aparece Ezequiel.  Besos a tod@s!

Amor ClandestinoWhere stories live. Discover now