12/09/2017
Lo que siempre necesité fue este amor tan puro,
como las sabanas recién cambiadas,
que huelen a límpida humedad.
Me lavé el corazón y se me contagió con una humanidad
que se me había escapado con cada
miedo que se me abalanzó.
En mitad del pánico de una noche estrellada pero cenicienta,
cual escenario de posguerra, donde
se queman los enemigos.
El tic-tac del fuego se me apresuraba por las alas, el veneno y la vida,
todo lo cual ha impregnado mis dulces besos,
los que te desean como agua de la Vida;
y cuando quería no creer, apagado, esperando tu sonido,
me viniste con leña nueva regada de la viña de los dioses.
¿De dónde vienes, bruja, amante, quemada por los mismos fatuos?
Alas de oro dejarían mis anhelos, traslúcidos, cuando
te encuentro en Valladolid o en Granada.
Explosiones de colores me hacen levitar,
y me siento desconcertado pues,
no sabía qué era esto
(y aún cuando lo anhelaba me sorprendo todavía).
Este amor sin tabúes se parece a los espejos sin manchas,
pero no sé mirarte bien con estas gafas sucias.
Necesito enfocarte bien y verte, dulce y luchadora,
que embarrada sigue luchando.
Es la pureza de una sinceridad que mancha
con y como cada zahiriente tropiezo,
cada zarpazo y zurcido a nuestro
corazón.
Podría ensuciarte con cada latido escuchado en la desgracia,
pero es tu boca manada de luz la que deslumbra
cada noche.
Volando estoy, sin ver, y me guío en tu voz.
Volvería a mi camino, aunque supiera que volcaría
en algún agujero, por poder volver a tu boca
de miel y esperanza.
Te tendré en mi cama, con sábanas nuevas, para usarlas.
Te haría palabras sinceras con las que hacer bolillos de amor,
y así ver tu sonrisa de diamante puro de felicidad, cual
lagarto de luz que se me cuela desde tu boca
a mi pecho.
El tiempo se pararía y tu cuerpo se uniría cual luz
entre mi cuerpo y el tuyo, en un momento,
por culpa de esa lanza serpenteante,
bailando entre las noches
frías, tristes,
del recuerdo.
Deja que se vayan las sombras cuando te tenga
con mis manos de escultor buscando
la piedra de tu cuerpo que
te haga más bella,
sonrisa pura,
que se escapa en tu sonrisa y se vuelve último residuo de amor.
Te tendría muerta y viva,
entre la luz y la esperanza,
pero vendría la vida fuera de esta vida en la luz,
y retornaría la huida y el día a día.
Un día dormiré pegado al ángel de mi pecho.
Así no tendrías que pedirme poemas,
porque prefiero hacer poesía contigo.
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Y después de todo
PoetryEste poemario es algo que estoy preparando y quisiera publicar en algún momento. Son poemas escritos desde mis inicios en mi universidad, hace ya tiempo, hasta prácticamente este año.