Capítulo 20 AYUDANDO A LOS AMIGOS

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Una semana, solo una semana era lo más que podía soportar Gustavo sin hacer nada.

En el trabajo todo marchaba bien, tenía gente capaz y preparada al frente pero a él le gustaba estar en medio de ellos, trabajando, supervisando, solucionando problemas, ayudando gente, ese era su estilo y no podía soportar la inactividad, aunque tampoco podía quejarse, estaba siendo muy bien atendido, Lorena pasaba todos los días por ahí antes de marcharse a la escuela y cuando terminaba su turno volvía con algo delicioso para comer y no es que él no pudiera hacer algunas cosas pero se estaba dejando consentir.

Ella era la mujer que había estado esperando toda su vida, no entendía por qué tenía que pertenecer a otro y lo peor era que ese otro no la valoraba y lo peor de lo peor era que el corazón de ella seguía enganchado con ese hombre y él por más que luchaba no lograba romper esa barrera.

Había ocasiones en las que pensaba que esa era una batalla perdida pero no se dejaría vencer, lucharía, lo haría hasta el final... Si, hasta el final esperaría por ella.

*****
Esa tarde había estado esperando a Lorena pero ella ya llevaba media hora de retraso, empezó a preocuparse cuando marcó su número y ella no contestó, inmediatamente empezó a cambiarse de ropa para salir en su busca, seguro algo había sucedido.

Al salir del departamento se encontró con la mirada inquisidora de Robert.

_ ¿A dónde crees que vas? - lo interceptó.

_Lorena no llegó. Tengo que buscarla.

_Iré yo, tú tienes que guardar reposo, a Justin no le va a hacer gracia enterarse de que andas por ahí....

_Me importa poco lo que piense Justin ya fui demasiado condescendiente con sus órdenes de absoluto reposo, ya me siento bien, además me cuidaré.

_No es conveniente que salgas. - insistió Robert sin apartarse de su camino. Me acaban de informar que hubo un enfrentamiento en tu hotel, hay un hombre herido y vieron a Lorena por ahí, ella está bien. - se apresuró a decir al ver que el color abandonaba su rostro. _llegó después de lo sucedido, pero aún se encuentra en ese lugar.

_Con más razón debo de estar ahí, debe de ser conocido de ella y necesita el apoyo de alguien.

_Su nombre es Santiago Moran, es el tipo al que fuiste a ver por lo de la custodia de un niño.

Ahora entendía... Santiago Moran... Elizabeth... ella era amiga de Lorena, su ex esposo era el herido y estaba seguro de que ella aun lo amaba, así que debería estar deshecha y Lorena debería estar a su lado, todo encajaba.

_Llévame allá. - ordenó.

Robert se apresuró a obedecer, sabía que ya no valdría suplica o persuasión alguna. El jefe había tomado su decisión.

Cuando llegó el lugar era un completo caos, Santiago aún permanecía fuera de la ambulancia recostado sobre una camilla, pálido, sin movimiento y cubierto de sangre, pareciese como si estuviera muerto. Un grupo de gente discutía con el médico, entre ellos Lorena, que rodeaba con sus brazos a su amiga Elizabeth que no dejaba de sollozar, aunque tratara de prestar atención a lo que ahí se discutía.

Cuando se acercó a Lorena ella lo miró sorprendida, pero no lo recrimino por no guardar el reposo que requería.

_Aún está con vida. - dijo apesadumbrada, necesitan llevarlo con urgencia a otro lugar en donde lo puedan atender pero no es probable que aguante el viaje.

_Conozco un hospital excelente, llamaré que preparen el helicóptero para trasladarlo en él y también al hospital para que lo espere el mejor equipo.

_Todos los presentes lo miraron con gratitud, el médico dio su consentimiento aunque su rostro mostraba escepticismo, su gesto decía que no creía que lograra sobrevivir, pero Gustavo con solo ver la esperanza en el rostro de Elizabeth y la mirada de agradecimiento en el de Lorena supo que el esfuerzo valía la pena, y sobre todo que a él ese hombre le caía bien pese a lo que, se dijera de su persona.

*****
Lorena estaba sorprendida y extasiada observando la magnificencia de la casa de Gustavo, era increíble el lujo y el buen gusto de esa enorme mansión, por un momento sintió como su corazón se encogía en su lugar, ¿qué hacía ella ahí? ¿Qué razones movían a Gustavo a abrir las puertas de su casa para que ella entrara? Él era un hombre tan grande, tan poderoso, tan inalcanzable, tan importante y ella una simple pueblerina, sin mayores aspiraciones, que subsistir el día a día. Era una locura, él era su amigo y no podía imaginarse por ningún momento en que el pudiera verla de otra manera, y aunque ella no quisiera verlo a él de otra manera se daba cuenta de que se estaba volviendo demasiado dependiente de él, su día no brillaba si el no pasaba a saludarla o a despedirse cuando su día terminaba, su corazón se aceleraba cada vez que él se acercaba o entraba dentro de su campo de visión, sus planes o proyectos no tenían sentido si él no había dado antes su visto bueno, en fin estaba aterrada por cómo se estaban dando las cosas para ella, aunque siempre tenía bien claro que aún estaba casada y amaba a su marido o eso pensaba ella, últimamente se sentía más confundida que nunca al respecto. Aun así estaba consciente de que aun si ella llegara a enamorarse de Gustavo él jamás se fijaría en ella, quizás si, para pasar un rato pero no para pensar en formar una familia y aun, si así fuera, aunque lo creía imposible ella jamás podría darle eso, así que por consiguiente ella no tenía nada que hacer ahí.

_Tienes una casa muy hermosa. - comentó ella.

_Gracias. - sonrió él. _espero que puedas descansar, más tarde recogeremos a Elizabeth en el hospital para que también descanse.

_Gustavo. - lo miró con agradecimiento. _gracias por lo que estás haciendo.

_No es nada. - trató de quitarle importancia. ¿Para qué son los amigos?

Ella sonrió. Sabía perfectamente que eso era más de lo que un simple amigo haría por alguien, había dispuesto su helicóptero para trasladar a Santiago al mejor hospital de la ciudad, luego había dispuesto un viaje en su avión particular para ella a fin de que le hiciera compañía a Elizabeth en esos momentos difíciles, ellos habían salido más tarde dándole tiempo a Lorena de pedir permiso en su trabajo por unos días y de arreglar los asuntos pendientes que tuviera y luego él había subido con ella en ese avión rumbo a la capital dejando también sus asuntos como si nada y no conforme con eso ahora las estaba alojando en su casa, una enorme mansión con varios empleados a su servicio y había dispuesto un auto y un chofer al servicio de Elizabeth para que se trasladara de la clínica a la casa, aunque a esas horas de la noche él personalmente iría por ella para que comiera algo y descansara.

¿Acaso podría resistirse? - pensó Lorena. a sentir algo por ese hombre encantador que tenía a su lado en esos momentos?... imposible.

*****
Los días se sucedieron con rapidez, Lorena no había tenido tiempo de aburrirse, entre las idas y venidas al hospital acompañando a su amiga y las salidas con Gustavo a su trabajo, así como sus salidas a comer o a disfrutar de alguna tarde por ahí.

Él era todo un caballero y lo era en cualquier ámbito llámese casa trabajo, etc. En cualquier lugar era el mismo, no tenía dobles caras, cuando tenía que ser rudo o firme lo era pero generalmente era gentil y tranquilo.

Lorena se resistía cada vez menos a su encanto, y le preocupaba porque si Gonzalo la había lastimado, no quería saber qué pasaría si Gustavo solo la usaba y luego la dejaba tirada como su esposo, estaba segura de que eso la acabaría.

ESPERANDO POR TI. No. 2️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Where stories live. Discover now