Al anochecer el señor de los cielos a cumplir su trabajo ha de salir, lleva consigo un saco tejido con nubes y dentro carga millares de estrellas.
Sembrando cada noche las semillas luminosas en el firmamento, creando las constelaciones que el camino de muchos guía.
Trabaja hombro a hombro con Morfeo, este dando la oportunidad de soñar y juntos dando el sueño de alcanzar las estrellas.
Los pasos de nuestro anciano agricultor son ya nada apresurados, pues su edad ya no lo permite, se trata de un viejo trabajo, arduo y laborioso, pero qu,e aún disfruta como la primera vez después del bigbang.
Al amanecer se acoge del otro lado de la luna, y su sembradío se extingue después de una noche deslumbrante, ya que sus semillas solo florecen una vez.
Los meteoros que a la tierra y a otros astros caen, son solo los pétalos de sus flores marchitas que vagaron por la infinidad del espacio, hasta encontrar un duradero sepulcro.
Y como el fénix, cada una renacerá de sus propias cenizas, una vez más.
Atte. Axel
