Capítulo 7: La hermosa joven

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—¿No comerás nada?

Me acerco a al escritorio y agarro la botella vacía de leche. Ella sonríe.

—Tomé esto.

—Te gustó la leche en verdad —comenta intrigada—. Ven, sígueme.

Salimos y vamos al comedor. El aroma de las cosas que han preparado hoy es diferente, será porque es cena... o porque ella está conmigo. Mi estómago despierta y me pide lo que sea para comer.

—Oh, no había todo esto cuando vine —murmuro mientras observo.

—¿No que no tenías hambre? —me pregunta sonriente.

—Bueno, había decidido no hacerle caso.

Ríe entre dientes. Wow, cómo me gusta hacerla reír.

—Sírvete lo que gustes, yo ya comí, pero te acompaño.

Me alegra saber que me acompañará. Me sirvo una extraña cosa que huele a pan, y algo de manteca, pero, sobre todo: leche. También un pan con otra extraña cosa que huele a leche, con una especie de derivado artificial de la carne. Trocitos de frutas, más pan raro y avena. Jalo una cucharita extra para ella y nos sentamos en una mesa.

—Tenías hambre —comenta mientras mira mi bandeja.

Sonrío a modo de disculpa. Tomo un poco de la cosa rara que también contiene algunas uvas secas y pruebo. ¡Um! Pues no está mal. ¿Le gustará a ella? Tomo otro poco para ofrecerle.

—¿Quieres probar? —le pregunto.

Se ruboriza, asiente con la cabeza y me entusiasmo. Le doy la cucharita extra.

—Sabía que querrías así que jalé esto para compartir.

Se queda quieta un segundo y ríe.

—Gracias —dice mientras prueba sonriente.

La he hecho feliz con ese gesto, ¿acaso nadie más se digna a invitarle algo tan rico? Oh, hermosa, te invitaré todos los dulces que conozco.

Ella rompe el silencio.

—¿Sabes? Cuando entré a tu habitación creí que te habías escapado.

Río ante eso, si supiera.

—Ahora entiendo porque casi te avientas, ¿ibas a perseguirme? —juego con ella otra vez. La verdad, pensar en esa posibilidad me divierte.

—No, claro que no, yo estaría de acuerdo con tu huida.

La miro sorprendido mientras siento un bajón en el pecho. Ya veo, he vuelto a chocar con la realidad, soy un extraño en este lugar y para ella.

—Podría hacerlo —digo, y es la verdad, puedo irme en cualquier momento—, pero ya dije que no tengo nada. Hay cosas que no recuerdo y quizá aquí logre algo, no sé —miento otra vez, no soy capaz de decirle que ella es mi objetivo, y que a la vez quiero conocerla un poco más, no tendría nada de malo si lo hago. O tal vez sí.

—Y dime, ¿qué cosas no recuerdas? —quiere saber.

¿Eh? Me ha atrapado con la guardia baja, debo responder con lógica.

—No sé... ¿Cómo saber qué es lo que no recuerdo, si no lo recuerdo?

—Claro.

Sonríe y se encoje de hombros. Se ruboriza otra vez y se queda pensativa.

—¿Todo está bien? —me preocupo al pensar que no está a gusto.

—Sí, descuida —come otro poco de "cosa rara"—. Dime... ¿Me parece que hoy no te apareciste a la cena porque Rosy y Marcos te molestan?

Ojos de gato Sirio [La versión de él]Where stories live. Discover now