Capítulo 2: Listo para todo

30.3K 1.4K 283
                                    

Corro por el bosque y Altair me embiste con fuerza. Rodamos y tosemos el polvo.

—¡Sirio, mantente alerta! —grita Orión mientras nos ponemos de pie.

—Pero debía fingir ser mi aliado —respondo confundido.

Altair ríe bajo mientras se sacude el polvo.

—Eso no tiene nada que ver —reniega Orión—, ya sabes que cuando estés con humanos no puedes confiar ni un poco en sus intenciones.

—Claro. Ha sido mi error, disculpe. —Vuelvo mi atención a lo que estaba haciendo.

Corro de nuevo, tengo que encontrar al venado al que le han puesto una prenda de humano atada al cuello. Lamentablemente hay más animales por ahí con más prendas, y no quiero saber de dónde las han conseguido, el objetivo es aprender a diferenciar el aroma de ellos. Los humanos huelen muy, muy diferente a nosotros y muy parecidos al mismo tiempo. Me está costando encontrar al venado indicado, olfateo a uno cerca pero no lleva la prenda con el aroma que busco, creo.

Detecto a Antares cerca y me detengo, está acechándome, pero no logro distinguir desde dónde, todo huele a venados y humanos, esto confunde mucho.

—Recuerda —dice detrás de mí—, los humanos no dudarán en matarte si te encuentran desprevenido —y se lanza, pero lo esquivo.

El aroma de Apus se hace presente en ese instante y este me cae desde otro costado, arrastrándome en la tierra.

—Los humanos tienen muchas plagas y enfermedades —me dice mientras me presiona contra el suelo—, sobre todo las famosas ETS, no sabemos qué significan esas siglas, pero te sugiero que no dejes que te toquen, niño.

Gruñe y me muestra los colmillos, hago lo mismo y le doy un sorpresivo golpe, sacándomelo de encima. Me pongo de pie de un salto y para mi sorpresa, detecto al fin el venado.

Corro lo más veloz que puedo, y los hermanos vienen también. Un venado se cruza en nuestro camino y el instinto salvaje despierta, algo que me ha pasado seguido últimamente, ya que han trabajado arduamente en hacerme más agresivo.

Me lanzo contra el animal mientras un salvaje gruñido se me escapa. Antares arremete primero y le rasga el cuello con una mordida antes de que yo pueda hacerlo. Apus se lanza al vientre y prefiero no seguir mirando pues el impulso de querer destrozar también al animal aun me recorre con insistencia.

Me lanzo a seguir tras mi verdadero objetivo mientras pienso seriamente en lo que estoy haciendo...

¿Está bien? Me he vuelto muy salvaje...


Logro cazar al venado con ayuda de Altair al final, y llevarle la prenda a Orión, a quien encuentro al lado de uno de sus hombres, este sangra y está de rodillas en el suelo. Respiro hondo, pues sé lo que ha pasado, y lo que puede pasar.

He visto a Orión matar antes, sin mostrar duda ni por un milisegundo, a evolucionados problemáticos o desterrados que eran una amenaza para el pueblo, según él, cosa que nunca me ha parecido justa. Aunque los guerreros que fallan se quedan sin honor, y eso hunde a su familia y a la descendencia que tenga, si traicionan, el castigo sí es la muerte.

—Sirio, qué bueno que vuelves, ¿conseguiste la prenda? —pregunta sin voltear a verme— Veo que sí. Grábate ese aroma, es del doctor Julio Gómez, uno de tus objetivos.

—Sí, señor.

Altair y los otros se nos unen, al ver la escena sonríen con malicia. A mi amigo ahora le divierte ver el sufrimiento de otros, él no era así, pero soy consciente de que yo también he cambiado en ciertas cosas con el pasar del tiempo.

Ojos de gato Sirio [La versión de él]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang