Parte sin título 7

3.2K 252 440
                                    



Capítulo 7: Cómplice eterno

El agua caliente de la ducha ayudaba a relajar mis músculos que seguían tensos después la siesta que había tomado en el sillón, y estaba tan cómoda así, que solo quería quedarme bajo la regadera un buen rato, sin hacer más que disfrutar del momento.

El sonido de la puerta abriéndose me sacó de la ensoñación, me asomé a mirar y me tranquilizó ver a Ron, quien, con una sonrisa traviesa, empezó a desvestirse mientras fijaba su mirada en mí. Por un momento sentí la necesidad de cubrirme, de taparme como sea, pero se me pasó enseguida, Ron ya me conocía completa, y, aunque mi cuerpo había cambiado desde que éramos novios, no tenía nada de que avergonzarme. Así que en lugar de sentir pudor, me dediqué a observar descaradamente como el pelirrojo se quitaba cada una de sus prendas.

Pude comprobar de primera fuente que él también había cambiado, si bien de adolescente tenía un cuerpo trabajado gracias al quidditch, ahora se veía algo más... corpulento, porque claro, comer sin límites por tantos años, dejaba sus consecuencias, aún así se mantenía en forma, supongo que por el entrenamiento con los aurores. Lo que sea, me gustaba, me gustaba mucho.

Cuando Ron ya estuvo completamente desnudo volví a lo mío, dejando que el agua caliente recorriera cada parte de mí. Solo pasaron unos pocos segundos cuando sentí unas fuertes manos tomándome por la cintura, mientras unos labios se encargaban de recorrer mi cuello. Pude sentir cada maldito, cada bendito centímetro de su cuerpo pegado al mío. Pude sentir que me deseaba tanto como yo a él.

Su mano izquierda subió hasta mis pechos donde los masajeó a su gusto, mientras que su otra mano se aventuró por mi entrepierna. Me sentí en el cielo, me sentí inestable, y mis rodillas temblaban, mi cuerpo entero temblaba y por primera vez temí que mis piernas no soportaran mi peso.

Quería besar a Ron, quería sentirlo tanto y tan cerca como fuera posible, y estaba por rozar sus labios cuando la puerta sonó.

Alguien tocaba mi maldita puerta y me despertó de golpe. Me levanté asustada y me di cuenta de que seguía sola en el sillón, las cajas de pizza estaban en el suelo y en la televisión pasaban noticias del mundo muggle.

Mi cuerpo seguía acalorado recordando extractos del sueño que había tenido. ¡Maldición! Fue solo un sueño.

— ¡Soy tan estúpida! — Grité a la nada, porque había estado fantaseando con un hombre que, en este momento, probablemente, está en la cama junto a su adorada novia, muy enamorado de ella, y sin pensar en mí por supuesto.

Ese inoportuno alguien volvió a tocar la puerta y una parte de mí odió a esa persona que no me dejó ver como acababa el sueño, la otra parte me recriminaba por tener ese tipo de pensamientos.

Conteniendo toda mi rabia me dirigí a la puerta donde me esperaba un elfo domestico para preguntar en que horario podía pasar a hacer la limpieza, que por políticas del hotel debían consultarle a cada huésped para que nadie se sintiera incómodo.

Luego de que el elfo se fuera, me senté a pensar qué había sido todo eso del sueño, ¿qué sentía por Ron? ¿por qué por más que me repitiera que está prohibido pienso en él en cada momento? Y no me iba a engañar a mí misma diciéndome que era por lo de mi padre, porque todo esto que sentía era mucho más que gratitud por la ayuda que Ron me estaba dando.

Quizás me volví a enamorar de él.

Quizás nunca dejé de estar enamorada.

Pero nada de eso importaba, porque Ron tenía novia, una novia que había sido su mejor amiga desde pequeños, una novia que estuvo con él durante los difíciles momentos que pasaron en la guerra, una novia con la que tenía una relación bastante seria, tanto que ya hasta vivían juntos. Y nada podía yo hacer.

Under The Milky Way (Ron Weasley y tu), Segunda TemporadaWhere stories live. Discover now