El Feo.

Normal.

A pesar de que los días transcurrieron con relativa calma como si nada anormal hubiese pasado, la cabeza de Miguel continuaba hecha un lío. No fue de su gusto que Marco lo tuviera etiquetado como "muy niño para entender esas cosas", pero algo había de razón en ello: no sabía cómo lidiar con las emociones que saltaban cada que se distraía. Y agradecía que su amigo se siguiera portando como siempre, o definitivamente reventaría por la presión.

Las clases particulares continuaron su curso —a pesar de la "ligera" e inexistente incomodidad que Miguel creía sentir—; y si bien el castigo para con sus cachetes continuaba siendo tan implacable como siempre, no podía negar que estaba progresando mucho más rápido de lo pensado. ¡Hasta el profesor de música no lo miraba tan mal! Y por supuesto, ya no tenía las mejillas hinchadas como balones playeros.

Pero hasta los aspirantes a músicos famosos tenían que distraerse de vez en cuando, y Miguelito no era la excepción. En esta ocasión, las clases de música durante el sábado eran matutinas, lo cual le dejaba con horas de sobra para terminar la tarea y entretenerse; y después de pasarse más allá del mediodía con sus deberes, se tiró a la cama a jugar con el celular que se había comprado. Según iba a ser destinado a la fácil comunicación con la familia, pero en menos de lo que cantaba un gallo, ya lo había atestado de música de dudosa legalidad y juegos gratuitos de la tienda oficial. ¡Le encantaban tanto, que no se explicaba cómo había vivido toda su vida sin ellos!

No obstante, un mensaje le saltó a la pantalla; no hacía falta ni ver el remitente, con la imagen de perfil bastaba para identificarle inmediatamente.

Marco: ¿Estás en casa, Migue?

(Visto: 14:05)

Miguel: Sí ando, ¿qué pasó?

(Visto: 14:06)

Marco: ¡Excelente! Oye, tu abuela va a venir en un rato a mi casa con tu prima.

Marco: Tu prima Rosa se va a probar el vestido que mi mamá le anda haciendo para sus quince.

(Visto: 14:30)

Miguel: ¿Y eso qué?

Miguel: ¿Qué tiene?

(Visto: 14:31)

Marco: Pégateles cuando vengan para acá.

(Visto: 14:53)

Miguel: ¡No manches! ¿Para qué quiero ir con ellas?

Miguel: ¡Me voy a morir de aburrimiento!

(Visto: 14:54)

Marco: ¡Tú haz lo que te digo! Ya se me ocurrió un plan para convencer a tu abuelita de

dejarte ir al concurso.

(Visto: 15:10)

Miguel: ¿De veras? ¿Y cuál es?

(Visto: 15:11)

Marco: No comas ansias, ya te contaré todito cuando llegues.

(Visto: 15:25)